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F+ El mito de la ciudadanía

En exclusiva para nuestros suscriptores y suscriptoras, el prólogo de Roberto Esposito y la introducción de «El mito de la ciudadanía», de la filósofa Irene Ortiz Gala, directora filosófica de FILOSOFÍA&CO, que próximamente publicará Herder Editorial.

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Fragmento de la portada del libro «El mito de la ciudadanía», de la doctora en Filosofía Irene Ortiz Gala, de la colección Pensamiento de Herder Editorial.

Fragmento de la portada del libro «El mito de la ciudadanía», de la doctora en Filosofía Irene Ortiz Gala, de la colección Pensamiento de Herder Editorial.

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Prólogo, por Roberto Esposito

El mito de la ciudadanía
El mito de la ciudadanía, de Irene Ortiz Gala (Herder Editorial).

Desde hace tiempo la filosofía española vive una temporada particularmente creativa. Autores como José Luis Villacañas, Manuel Cruz, Francisco Jarauta o Miquel Seguró han iniciado un diálogo productivo con filósofos franceses, alemanes e italianos compartiendo sus investigaciones de manera inédita y original. En este espacio abierto se sitúa el libro de Irene Ortiz Gala, a quien tuve el placer de conocer en Pisa, durante mis cursos en la Scuola Normale Superiore. Desde entonces, ha comenzado una serie de investigaciones de carácter filosófico, político y jurídico, a cuya primera e importante elaboración conducen las siguientes páginas. Sin entrar en el detalle de sus tesis, que el lector podrá descubrir directamente en el libro, quisiera detenerme en algunos presupuestos que inscriben este trabajo dentro de un debate filosófico-político más amplio, desarrollado sobre todo en Francia y en Italia.

En el centro de su metodología se encuentra el paradigma arqueológico —o también genealógico— inaugurado por Michel Foucault siguiendo la pista de Nietzsche, que se caracteriza por la relación constitutiva entre origen y actualidad. Esta relación no puede entenderse en el sentido histórico de establecer una continuidad entre pasado y presente, sino sobre todo como una copresencia en la discontinuidad: el origen no precede la actualidad, sino que está de alguna forma dentro de ella. En este sentido, el origen no constituye un dato cronológico —inencontrable en cuanto tal—, sino una referencia paradigmática que permite activar una mirada crítica sobre el presente.

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