Aristóteles fue —junto con Platón— el filósofo más importante de la Antigua Grecia y uno de los filósofos más destacados de la historia de la filosofía occidental. Vivimos hoy una vuelta generalizada a Aristóteles (el llamado neo-aristotelismo) cuyo punto de partida es la relectura de su obra moral más importante: Ética a Nicómaco.
Por Javier Correa Román
Aristóteles (384-322 a. C.) fue uno de los filósofos más importante de Occidente. Discípulo de Platón, sus ideas han perdurado durante más de dos mil años: su biología se mantuvo hasta el siglo XVIII; su lógica, hasta el siglo XIX; y su ética es todavía hoy una de las más influyentes. Dentro de sus escritos sobre moral, ocupa un lugar central su libro Ética a Nicómaco.
Esta obra es uno de los primeros textos de ética que se conservan en Occidente y tiene un objetivo eminentemente práctico. En ella, Aristóteles no trata de definir el Bien Absoluto, sino que indaga sobre cómo es la vida buena, cómo deben vivir los hombres. El escrito está dividido en diez libros (originariamente pergaminos) que se subdividen en capítulos. Sus aportes más fundamentales son su estudio sobre la felicidad y su ética de las virtudes.
Sobre el bien y la felicidad
(libro I)
Ética a Nicómaco comienza mostrando que todo lo que existe está orientado hacia un fin que le es propio. Esto es evidente, por ejemplo, en los objetos: el fin del cuchillo es cortar y el de la escoba es barrer. Decimos que hay un buen uso de estos utensilios cuando cada objeto se orienta hacia su fin y, por el contrario, hablamos de un mal uso cuando intentamos barrer con el cuchillo o cortar con la escoba. Si queremos saber cuál es la vida buena de los seres humanos, deberemos preguntarnos cuál es el fin más propio del ser humano. Esta es la pregunta crucial que inaugura el primer libro de la Ética a Nicómaco.
La respuesta, para Aristóteles, es la eudaimonia, que literalmente significa «buen espíritu» y que se ha traducido tradicionalmente como «felicidad». Así como el del cuchillo es cortar, el fin natural del hombre es la felicidad, pues todos la buscamos sin necesidad de que nos lo digan. El ser humano tiende a la felicidad y, para Aristóteles, esto es algo evidente y que no necesita explicación alguna. Sin embargo, en lo que hay más discrepancia es en el contenido de la felicidad. ¿Qué significa ser feliz?
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