¿Cuál es el principal reto de la filosofía, o sus principales retos, en estos tiempos de zozobra, inseguridad e incertidumbre en todo el mundo?
Miquel Seguró. Filósofo español
Miquel Seguró es profesor de Filosofía de la Universitat Oberta de Catalunya e investigador de la Càtedra Ethos de la Universitat Ramon Llull. Dirige la revista académica Argumenta Philosophica, de Herder Editorial. Autor de varios libros, colabora de forma habitual en radio, televisión y prensa escrita.
«Por destacar uno —que además me parece nuclear y transversal a casi todo el resto de asuntos—: precisamente sobrellevar mejor la incertidumbre. No me gusta hablar de retos en filosofía. Puedes dar a entender que se trata de una especie de gimnástica del logro. Pero si algo sin duda nos reta cotidianamente en el plano individual y comunitario es la tremenda dificultad que tenemos para convivir con la incertidumbre. Tenemos demasiada prisa por sentir que controlamos. En abril de 2020 ya nos preguntábamos cómo sería el mundo postpandemia, cuando el alcance de la incertidumbre del presente todavía no está suficientemente planteada.
La incertidumbre permite poner muchas cosas en su sitio. Empezando por la política, a la que se le pide una especie de sacerdocio y paternalismo existencial que no le toca. Lo mismo que a la ciencia, que también está sometida a las espurias presiones de los intereses socioeconómicos.
«No me gusta hablar de retos en filosofía. Puedes dar a entender que se trata de una especie de gimnástica del logro. Pero si algo nos reta cotidianamente es la tremenda dificultad que tenemos para convivir con la incertidumbre. ¿Existe un modo de sobrellevarla? No lo creo, pero lo facilitaría dejar que se exprese en sus diferentes facetas y densidades»
Abrirse camino sin hacer de la incertidumbre un tabú es poner en primera línea de reflexión la cuestión de la interdependencia, la corresponsabilidad y la reciprocidad. Mis incertidumbres no tienen por qué ser las del vecino, y sus certezas no tienen por qué ser válidas también para mí. Pero ambos estamos en la misma tesitura de poder equivocarnos y de tener que aprender y adaptarnos.
La incertidumbre también nos llama a la creatividad, a repensar y a (des)integrar aquellos elementos que quizás no pensamos que teníamos que reconsiderar. ¿Existe un modo de sobrellevar la incertidumbre? No lo creo, por eso es incertidumbre. Pero lo facilitaría dejar que se exprese en sus diferentes facetas y densidades. Porque cuando pase esta pandemia la incertidumbre seguirá presente, y cuando la crisis económica se revierta también persistirán otras inseguridades. La cuestión es si habremos aprendido lo suficiente como para, primero, aprender a vivir con la incertidumbre y no contra ella, y segundo, no complicarnos más la vida con decisiones y prioridades que no valen la pena».
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