El filósofo Luis Diego Fernández enlaza filosofía con erotismo y pornografía con el fin de explorar formas de deseo que rompan con el conservadurismo imperante. Se identifica como foucaultiano en su forma de pensar y en su metodología y como libertario en su modo de vida.
Por Luciana Wisky
Luis Diego Fernández es doctor en Filosofía, profesor en la Universidad argentina Torcuato Di Tella, de Buenos Aires, investigador del INEO-CIF y autor de números libros, el más reciente, Foucault y el liberalismo, publicado en Argentina por la editorial Galerna. En él se ocupa de un tema poco abordado de la obra de Michel Foucault: la cuestión del liberalismo. Ha dictado seminarios en diversas instituciones y universidades y también es colaborador en distintos medios periodísticos y culturales.
Al comienzo de su libro hace la aclaración sobre que el empleo de los términos «neoliberalismo» y «liberalismo» será sin ninguna resonancia peyorativa ni negativa. ¿Por qué vio la necesidad de hacer esta aclaración?
Es una buena pregunta. En general, creo que el término «neoliberal» está usado en un sentido negativo. Para hacer esta investigación (que es mi tesis de doctorado y que ahora es un ensayo) leí un paper que analizaba la cantidad de acepciones del término «neoliberal». En ese artículo se concluía que un 70 % eran negativas, luego algo así como un 10 o 15 % eran acepciones neutras y la ultraminoría eran afirmativas o positivas. Podríamos decir que es un término que obviamente está cargado de una connotación negativa. Entonces la idea detrás era utilizar el término en un sentido técnico, tal como lo usa Foucault.
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