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Maruja Mallo, la rebelión de ser libre

Maruja Mallo fue una de las figuras clave del surrealismo español en el siglo XX. Una mujer que no solo se rebeló contra las normas artísticas tradicionales, sino también contra la sociedad conservadora. Para ella, la creación de arte vanguardista implicaba la interpretación pública de una nueva identidad, poniendo en práctica la liberación de restricciones sociales. 

3 comentarios

Maruja Mallo

Más allá de su extravagante personalidad, Maruja Mallo fue artista minuciosa, estudiosa, culta, muy centrada en su labor y dedicada en cuerpo y alma a su obra. Imagen extraída de Wikimedia Commons. Fuente: «Gran Enciclopedia Argentina», de Diego Abad de Santillán. Ediar Soc Anon, de Editores. 1966, Buenos Aires (Argentina).

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Ana María Gómez González, o Maruja Mallo, (1902-1995), es una de las figuras clave del arte español del siglo XX, una mujer esencial en el desarrollo plástico de las vanguardias en España. Nace en Galicia (España) y pertenece a Las Sinsombrero, grupo de artistas de la Generación del 27, entre las que se encuentran Concha Méndez, Josefina de la Torre, María Zambrano o Rosa Chacel. Con sus trabajos y activismo, estas mujeres tratan de cambiar la concepción y las normas existentes en la España de 1920 y 1930.

El nombre de este grupo tiene su origen en un episodio que protagonizaron la propia Maruja Mallo, los también pintores Margarita Manso y Salvador Dalí y el escritor Federico García Lorca. En una época en la que no llevar puesto el sombrero —que hombres y mujeres utilizaban de forma cotidiana— representaba un acto transgresor, estos cuatro artistas deciden quitárselo en plena Puerta del Sol de Madrid. Era la década de los años 20. En tiempos de dictadura, en una España cerrada, el mero acto de quitarse el sombrero los convierte en rebeldes.

Inicios en el arte

En 1922, Mallo se traslada a vivir a Madrid, un hecho clave para su desarrollo artístico, ya que allí comienza a estudiar Bellas Artes. Durante esta época, Mallo se nutre de las vanguardias surrealistas madrileñas, relacionándose también con coetáneos como la escritora Margarita Gil o María Zambrano.

Su reconocimiento como artista llega de la mano de Ortega y Gasset, que le ofrece los salones de la Revista de Occidente para realizar la que sería su primera exposición. Inaugurada el 26 de mayo de 1928, a ella acudieron intelectuales como Unamuno o Machado. En esta exposición se muestran los óleos de la serie Verbenas y estampas, con una estética en la que las tradiciones populares son el leitmotiv. 

«El arte popular es la representación lírica de la fuerza creadora del hombre, del poder de edificación del pueblo que construye cosas de proporciones, formas y colores inventadas: creaciones mágicas de medidas exactas. […] Las fiestas populares son una revelación pagana, expresan discordia contra el orden existente… una afirmación vital contra el fantasma».

Pertenece a Las Sinsombrero, grupo de artistas de la Generación del 27, entre las que también se encuentra María Zambrano. Con sus trabajos y activismo, estas mujeres tratan de cambiar la concepción y las normas existentes en la España de 1920 y 1930

París y el movimiento surrealista

Los ecos del movimiento surrealista francés, iniciado en 1924, llegan a la Residencia de Estudiantes, donde gran parte de los miembros de la Generación del 27 apoyan sus ideas. André Bretón proclama en el manifiesto surrealista la libertad de imaginación y la toma de conciencia poética, en lugar de la racionalidad y la visión científica que imperaban hasta aquel momento. 

En 1932, Maruja Mallo aterriza en París. Allí, contacta con el grupo de André Breton y Paul Éluard y conoce a René Magritte o Joan Miró. Su tendencia se torna más revolucionaria y en sus obras se plasma la influencia del surrealismo. Durante esta década presenta su serie más surrealista, Cloacas y campanarios, en la que se observa la obsesión de la pintora por la muerte . Se expone en la galería Pierre (París). El propio Breton adquiere una obra de esta colección, Espantapájaros

Su vida, como la de muchos de sus coetáneos, se ve marcada por el exilio. En su caso se prolonga durante dos décadas, y cuando regresa, esta vuelta «no fue todo lo feliz que hubiera deseado en primera instancia», como apunta Ángeles González Sinde (presidenta del Patronato del Museo Reina Sofía) en El Español. Desde su regreso a España en 1965 hasta la década de los 70, su producción artística es escasa. 

A finales de los 70 realiza una nueva serie pictórica, denominada Moradores del vacío, en la que recrea la naturaleza sudamericana, en la que aparecen también naves espaciales y extraños personajes. En una entrevista habla así de esta serie:

«Cuando entré en el conocimiento de Einstein, Marx y Freud, los tres santos laicos, es cuando hago esta pintura que por todo reconocimiento levita. Además, tengo la necesidad de inventar seres míticos. De ahí sale Moradores del vacío, y de mis siete travesías por Andelos, donde tuve la sensación de levitación y donde formulé los interrogantes sobre las formas no conocidas que existen siete mil metros más arriba».

Gran parte de los miembros de la Generación del 27 suscriben con las ideas del movimiento surrealista francés. En 1932, Maruja Mallo aterriza en París. Allí, contacta con el grupo de André Breton y en sus obras se plasma la influencia del surrealismo

Rebelarse contra la sociedad del momento

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Firma de Maruja Mallo. Imagen de dominio público distribuida por Wikimedia Commons.

Uno de los trazos del vanguardismo de Mallo es la coherencia entre su vida y su obra, ya que rebelarse contra las normas artísticas tradicionales supuso también una rebelión contra la sociedad de aquel entonces. La propia María Zambrano afirmaba sobre la artista que «cometió uno de los errores más destructivos e imperdonables: ser libre». Mallo rompió tabús y se enfrentó a prejuicios culturales arraigados sobre la mujer. Para ella, la creación de arte vanguardista implicaba la interpretación pública de una nueva identidad, que pusiese en práctica la liberación de restricciones sociales, tales como las normas de género y clase. 

Más allá de su extravagante personalidad, encontramos a una artista minuciosa, estudiosa, culta, una artista muy centrada en su labor y dedicada en cuerpo y alma a su obra. El galerista Guillermo de Osma afirma en La Razón que «es demasiado llamativa su figura pública, tanto que ha tapado la otra vertiente, la reflexiva e intelectual. El estudio para ella era fundamental. Le dedica muchas horas. No es cierto que estuviera todo el día en la calle dando guerra». 

En su obra se refleja una preocupación por el orden interno de la naturaleza, la proporción. La armonía tiene una gran importancia, de igual forma que sus temas están sujetos a la idea del arte como servicio a la sociedad. Con un estilo personal, crea su propio universo y personajes. La gran exigencia ante su obra es la razón por la cual su obra no es tan extensa como la de otros artistas.

La propia María Zambrano afirmaba sobre la artista que «cometió uno de los errores más destructivos e imperdonables: ser libre»

Interesada en muchos ámbitos (historia, geometría, pensamiento, mitología…), tras cualquiera de sus cuadros había un proceso de preparación muy detallado, que incluía estudios previos y bocetos. En un artículo de ABC, se incluye una anotación del artista José Oteioza que afirma que para Maruja Mallo «su Biblia era Platón, y su estética, la reglamentación áurea más ortodoxa». Y es que son constantes las alusiones que podemos encontrar en los escritos de Mallo a los diálogos del filósofo.

Una mujer independiente, moderna, transgresora, pero muy centrada en su producción artística. El escritor gallego Luis Seoane afirmó de Maruja Mallo y demás artistas de su generación que, «de no haber intervenido el hecho de la Guerra Civil, hubiesen convertido a España, en el último cuarto de siglo, en el centro indiscutible de la vanguardia europea».

3 respuestas

  1. Avatar de Manoli Castro Otero
    Manoli Castro Otero

    Genial comentario. Deja claro que la Humanidad siempre tuvo miedo a las mujeres que vuelan, bien sea por bruxas o por LIBRES

  2. Avatar de María Yolanda Moares Queiro
    María Yolanda Moares Queiro

    Un artículo MOI INTERESANTE, escrito con moito esmero. Paréceme un gran traballo que nos axuda a adentrarnos na vida e obra desta muller tan vital e transgresora como foi Maruja Mallo.
    NORABOA Cristina Arufe Moares 👏👏👏👏👏👏👏👏👏e gracias por este artículo😘😘

    1. Avatar de Filosofía&Co
      Filosofía&Co

      Muchísimas gracias, María Yolanda. Nos alegra mucho que te haya gustado tanto.

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