Suscríbete

F+ Maximiliano Barrientos: «La violencia opera constantemente sin que la notemos»

Maximiliano Barrientos acaba de publicar «El horizonte del grito». El libro es un compendio de relatos atravesados por una misma grieta que recorre el lenguaje y el cuerpo de los protagonistas. Hablamos con él sobre el papel del sujeto y el horizonte político de su literatura.

0 comentarios

Fotografía de Maximiliano Barrientos cedida por el autor.

Fotografía de Maximiliano Barrientos cedida por el autor.

0 comentarios

Maximiliano Barrientos (Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, 1979) se ha consolidado como una de las voces más potentes del panorama literario latinoamericano contemporáneo. Su trayectoria arrancó con la colección de relatos Diario (2009), galardonada con el Premio Nacional de Literatura de Santa Cruz, y continuó con títulos como Los daños (2006) y Hoteles (2007), reelaborados luego en Fotos tuyas cuando empiezas a envejecer (2011). Además de su obra de ficción, Barrientos colabora habitualmente en suplementos culturales y revistas especializadas en literatura, cine y música tanto en Bolivia como en España.

maximiliano barrientos
El horizonte del grito, de Maximiliano Barrientos (Lava editorial).

Su escritura transita los géneros del terror, la ciencia ficción y la weird fiction, un subgénero que surgió a principios del siglo XX y que mezcla elementos de terror, fantasía y ciencia ficción para generar una atmósfera de extrañeza y desasosiego. Su escritura fusiona elementos de horror corporal con atmósferas lovecraftianas y una sensibilidad que beben tanto del escritor J. G. Ballard como de Thomas Ligotti. Un ejemplo de ello es Miles de ojos (2021), donde Barrientos reflexiona sobre «la salud de la imaginación» y los márgenes de lo que se considera normal.

En esta entrevista hablamos con él a raíz de su último libro: El horizonte del grito, publicado en Lava editorial. Como veremos, Barrientos articula una poética del cuerpo que tensiona la idea cartesiana del sujeto, sitúa al lenguaje como un significante liberado del significado y aborda la violencia —tanto «subjetiva» como estructural— como fuerza desarticuladora del orden simbólico. Aunque quizá lo más relevante sea su concepción de la literatura como un espacio político y de ruptura, donde cada evento narrativo abre grietas contra la naturalización del capitalismo.

De su libro, lo que más me ha fascinado es que es un libro muy corporal, en el sentido en que el lenguaje, las metáforas y el horizonte están corporeizados. Quería preguntarle, antes de empezar, por el cuerpo en la escritura: ¿cómo estaba su cuerpo cuando escribió esto? ¿Qué inercias tenía que vencer? ¿Con qué viscosidades diarias tuvo que convivir su deseo de escribir? ¿Dónde, corporalmente, escribió este libro? ¿En el móvil, en la mano? ¿Cómo marca eso el propio ritmo del libro? En fin, ¿cómo ha sido para su cuerpo escribir este libro?
Bueno, la verdad es que yo escribo solo en la computadora. Hace mucho que dejé de escribir a mano. Antes solía tomar apuntes, pero ya no. La única vez que escribo a mano es cuando doy clases y utilizo la pizarra en el aula. Pero, fuera de eso, escribo exclusivamente en la computadora. Y me parece que la computadora me permite un ritmo, una velocidad de escritura que la escritura manuscrita no me ofrecía. Además, tengo el problema de que mi letra es muy difícil de descifrar, así que muchas veces, cuando escribía a mano, luego no podía entender qué había puesto.

La computadora, en cambio, facilita mucho el proceso de escritura y también el de edición, porque el texto se va haciendo en esa virtualidad que es la pantalla. Imagino que, antes, editar era mucho más difícil, porque había que volver a imprimir: primero escribir el manuscrito, luego pasarlo a máquina, hacer la primera edición, las correcciones… y si había muchas observaciones, había que volver a empezar. Seguramente era un trabajo muy tedioso. En ese sentido, la tecnología ha facilitado mucho el proceso.

Para seguir leyendo este artículo, inicia sesión o suscríbete
Otros artículos que te pueden interesar

Deja un comentario