¿Qué quiere decir que no se nace mujer?
Si una piensa en la frase que da comienzo al segundo volumen de El segundo sexo, tiene clara una idea: ser mujer no es un hecho biológico. El famoso «no se nace mujer, se llega a serlo» niega cualquier instancia esencialista y nos sitúa en otro plano ontológico. Ahora bien, ¿qué quiere decir llegar a ser mujer?
Han corrido ríos de tinta sobre esta afirmación, y no siempre han discurrido hacia un mismo mar. Algunos encuentran en ella una diferenciación entre sexo y género que ha funcionado para cuestionar el esencialismo de género. Es decir, argumentan que Beauvoir rompe con el biologicismo y afirma que la mujer no es producto de la naturaleza, sino de la cultura, aunque asumen que sí existe el sexo.
No obstante, me interesa particularmente la visión de autoras que reconocen en la teoría defendida en El segundo sexo un cuestionamiento radical del sexo como categoría biológica. En el «no se nace mujer, se llega a serlo» se encuentra contenido no el binomio sexo/género, sino el reconocimiento de que el género se construye en base a otra construcción situacional previa, basada en los revestimientos que socialmente se atribuyen a la corporalidad (el sexo).
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