¿De qué debe ocuparse la filosofía? Diferentes filósofas y filósofos de distintos países del mundo nos aportan sus reflexiones. Partiendo de esa pregunta, unos plantearán el cometido de esta disciplina, otros nos hablarán de dónde han de estar sus límites, si es que los tiene, o de hasta dónde pueden llegar sus análisis, etc.
Pensamiento de Santiago Zabala. Filósofo
Santiago Zabala es catedrático de Investigación ICREA de Filosofía en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona. Su último libro se titula «Sin ataduras. La libertad en la época de los hechos alternativos» (Altamarea, 2021).
En mi último libro, Sin ataduras. La libertad en la época de los hechos alternativos, he tratado de responder a esta cuestión a través de tres conceptos centrales en la filosofía contemporánea: Ser, interpretación y crisis [emergency]. Si bien el concepto de «ser» nos permite pensar desde un punto de vista global, en oposición a la estrechez de las ciencias, la «interpretación» es el camino más fecundo para proceder ahora que la metafísica ha sido superada.
Pero ¿por qué la «emergencia» es un concepto central? La tesis del libro es que la libertad es posible en esta era de «hechos alternativos» solo si reconocemos la ausencia de crisis.
Mi opinión no es que ya no haya crisis. La pandemia y la guerra en Ucrania son crisis evidentes. Al igual que la pandemia, la invasión de Ucrania por parte del presidente Putin no es ninguna sorpresa. Así como la Organización Mundial de la Salud y científicos como David Quammen nos advirtieron durante años que la amenaza de una pandemia de influenza era inminente, John Mearsheimer, Pepe Escobar y muchos otros científicos sociales y periodistas también vieron venir esta invasión si la OTAN continuaba presionando a Rusia.
Ambos eventos podrían evitarse si hubiéramos escuchado a las grandes crisis que estaban señalando: una posible pandemia y una guerra. Otro término para «crisis ausentes» [absent emergencies] es advertencias [warnings]. Ya no escuchamos las advertencias. Un buen ejemplo se puede encontrar en la película de Netflix Don’t Look Up, donde dos astrónomos intentan sin éxito advertir a la humanidad sobre un cometa que se aproxima y que destruirá la civilización humana.
El concepto de «emergencia» es central. Tanto la pandemia como la invasión de Ucrania no son ninguna sospresa, porque los expertos ya avisaron de que ambos eventos podrían ocurrir. Padecemos como sociedad una incapacidad de escuchar las advertencias
¿Por qué somos incapaces de escuchar a la ciencia cuando nos advierte sobre el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y las próximas pandemias? Esta incapacidad está ligada a nuestra indiferencia hacia las advertencias, esas señales que nos exigen una interpretación a pesar de la transparencia que pretenden ofrecer las redes sociales. La interpretación de nuestras mayores crisis, es decir, los avisos, es el objetivo de la filosofía en el siglo XXI.
Como demuestran la OMS, Quammen, Mearsheimer, Pepe Escobar y los científicos de Don’t Look Up, la ciencia no es suficiente. Solo una «filosofía de las advertencias» (que es el título de mi próximo libro) puede comprometerse productivamente con el Ser, la interpretación y las crisis de hoy. Después de todo, la interpretación de nuestras advertencias concierne a nuestro Ser, es decir, a nuestra existencia.
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