En 1869 apareció publicado uno de los best seller más exitosos de la historia del pensamiento. Se trataba de un libro escrito por un joven barbudo de apenas veintisiete años, un outsider filosófico de ascendencia schopenhaueriana, que permitió que su autor viviera de las rentas el resto de su existencia. Es la Filosofía de lo inconsciente, de Eduard von Hartmann, cuya edición antológica española, a cargo de Manuel Pérez Cornejo, podemos leer por primera vez en Alianza Editorial.
Por Carlos Javier González Serrano
Ya escribió Ludwig Marcuse que «los grandes pesimistas fueron utopistas sin remedio». Algo que, sin duda, queda mostrado en la figura y en la obra de Karl Robert Eduard von Hartmann (1842-1906), filósofo de biografía plagada de accidentes y problemas de salud, pero de la que extrajo, igualmente, los mayores réditos intelectuales.
Comencemos por la conclusión, a la que apunta Manuel Pérez Cornejo en la introducción del volumen (de más de 700 páginas) que completan esta edición antológica de la Filosofía de lo inconsciente: «Frente al budismo resignado de Schopenhauer y la renuncia desesperada de Mainländer o Bahnsen, Hartmann afirmaba que este mundo, aun siendo rematadamente malo, es el mejor de los posibles, y por tanto, nuestros esfuerzos por mejorarlo son una garantía de aproximación a la redención final».
En Hartmann, pues, se da un intento por aunar los preceptos fatalistas del más convencido pesimismo y, por otro, el legado del idealismo clásico alemán. Es Eduard von Hartmann una bisagra filosófica original e irrenunciable en la que los sistemas de Schopenhauer y Hegel acaban por abrazarse. En Hartmann se combina el pesimismo al respecto de la felicidad humana (posiblemente, inaccesible, quimérica) y el optimismo sobre el progreso cultural humano. Incluso si no pudiéramos ser dichosos en esta vida, sostiene Hartmann, podríamos crear un mundo cultural y moralmente mejor a través de un esfuerzo continuo y consciente.
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