El libro Poetas del dolor. Dickinson, Woolf, Plath, Pastan, publicado por la editorial argentina Omnívora, no es una «antología de escritoras mujeres» cualquiera. Recopila sus textos en torno a una cuestión filosófica muy concreta: el dolor. Y en esa recopilación se compromete con las tensiones que surgen (y que sin duda se presentan) al vincular este término con el género. Tensiones sobre las que, quizás y en particular, la escritura poética pueda seguir abriendo imaginarios.
Hoy, que los «padecimientos mentales» están en la boca de todos y que las historias de estas escritoras (muchas de ellas a menudo consideradas «poetas malditas», y aún hoy, aunque con menos frecuencia) se conocen mejor, vale especialmente la pena preguntarse cómo fue mutando la forma en la que se representan las experiencias del dolor, la locura, la tristeza y la enfermedad vividas (y escritas) por mujeres.
La vida y la obra de estas cuatro autoras traducidas y compiladas por la filósofa argentina Renata Prati (Emily Dickinson, Virginia Woolf, Sylvia Plath y Linda Pastan) son a la vez un testimonio y un espejo de los múltiples registros que existen para nombrar el dolor (en su amplio espectro de significados). Y más allá de sus significados, también en las imágenes que se despliegan en los poemas (por momento atávicas y oscuras, pero también eróticas y humorísticas) y que constituyen el corazón de este libro. En esta conversación con la autora abrimos las preguntas que nos generó este libro híbrido, esta delicada combinación de poemas y ensayos.
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