¿Cuál es el principal reto de la filosofía, o sus principales retos, en estos tiempos de zozobra, inseguridad e incertidumbre en todo el mundo?
Manuel Pérez Cornejo. Filósofo español
Manuel Pérez Cornejo es doctor en Filosofía y licenciado en Historia del Arte por la Universidad Complutense de Madrid (España). Especializado en Estética y Teoría del Arte y en pesimismo filosófico (estudia los principales autores de la Escuela del pesimismo alemán), este profesor de Filosofía ha escrito, editado y traducido libros y artículos sobre Philipp Mainländer, Arthur Schopenhauer, Helene von Druskowitz, Xavier Zubiri y Manlio Sgalambro, entre otros, además de un estudio sobre Psicoanálisis y Cine, y varios libros de texto para Bachillerato. En abril de 2017 fue nombrado Presidente de la Sección Española de la Internationale Philipp Mainländer Gesellschaft.
«En una época caracterizada por la posverdad, creo que el principal reto de la filosofía es el mismo que fue en la época de Sócrates y Platón: decir la verdad, cueste lo que cueste. Frente a la propuesta posmoderna, inspirada en Nietzsche, según la cual la mentira, el engaño y la ilusión son necesarios para la vida, pienso que, hoy más que nunca, es necesario echar abajo todas las ilusiones, mentiras y falacias que nos han guiado a lo largo de las últimas décadas y decidirnos a vivir a la intemperie de la verdad.
Ya hemos pasado demasiado tiempo bajo el signo de las vanas fantasías forjada por ese «optimismo cruel» (Laurent Berlant), que cuando se desvanece deriva hacia la más desnortada depresión. Se han de disolver de una vez las ilusiones sociales, económicas, medioambientales, políticas y, recientemente, sanitarias, para enfrentarnos cara a cara con la estremecedora evidencia de que estamos solos ante un mundo que, como afirma M. Sgalambro, está, sin duda, en contra nuestra.
En consonancia con esta «voluntad de verdad», la filosofía debe proponerse volver a las cosas mismas, como sostenía la fenomenología, pero enfocándolas de otro modo, es decir, viendo en ellas lo que supo ver como nadie primero el budismo y luego el pesimismo contemporáneo: que las cosas (y especialmente las personas) se caracterizan, ante todo, por ser fuente de escasa felicidad y mucho sufrimiento, dolor, desilusión y muerte. Zurück zum Pessimismus!
«Siendo este mundo pésimo, la filosofía debe asumir el reto de luchar con todas sus fuerzas para que no llegue a ser aún peor, para que no se incremente el monto de dolor y sufrimiento que ya hay en él. Y esto exige que la filosofía sea, hoy, más que nunca, crítica»
Cuando todos los discursos justificativos de la existencia nos abandonan y el mundo entra en bancarrota, solo la filosofía pesimista parece ofrecernos un agarradero sólido, por el que no parecen pasar los siglos. Retornemos al pesimismo, no para perdernos en vanas lamentaciones, sino para recobrar la lucidez, para ver las cosas con claridad y distinción en su verdadera (y nefasta) esencia, y así recuperar la vida en su auténtica dimensión de inseguridad, zozobra e incertidumbre, a fin de que arraigue en nosotros la certeza de que no nos queda otra opción que arrostrar el porvenir con denuedo.
El pesimismo que defiendo no pretende ser quietista, sino activo. Siendo este mundo pésimo, la filosofía debe asumir el reto de luchar con todas sus fuerzas para que no llegue a ser aún peor, para que no se incremente el monto de dolor y sufrimiento que ya hay en él. Y esto exige que la filosofía sea, hoy, más que nunca, crítica: su cometido ha de ser analizar las mentiras que tejen continuamente los corifeos del sistema, para evitar que el desvelamiento de su falsía produzca en nosotros un hundimiento moral aún mayor.
Finalmente, pienso que la filosofía deberá desarrollar en el futuro una estética muy alejada de la nietzscheana: su misión no será tejer una red de mentiras que hagan la vida soportable, sino, como afirma Mainländer, utilizar los símbolos y las obras de arte para desvelarnos la verdad acerca de la vida, conocerla en su verdadera y trágica dimensión, y así ayudarnos a afrontarla. Como mantenía el Más antiguo programa del idealismo alemán, filosofía, arte y poesía deberán ir en lo sucesivo de la mano para construir una mitología a la altura de este tiempo áspero, capaz de ofrecer cobijo al ser humano ante la tormenta perfecta en la que parece haberse adentrado una vez más nuestra existencia».
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