La Silla Académica ha hablado con Adriana María Alzate Echeverri, profesora de Historia en la Escuela de Ciencias Humanas de la Universidad del Rosario, en Bogotá (Colombia), y autora de varios artículos sobre el suicidio en la época colonial. Y dice cosas como esta: «Pensar que solo se suicidan aquellos que tienen un problema mental cierra la pregunta por los motivos y no deja ver las otras realidades que nos afectan».
Por Natalia Arbeláez, editora de La Silla Académica (La Silla Vacía)
Según la Organización Mundial de la Salud, el suicidio no solo aqueja a los adultos, sino que ya es la segunda causa de muerte entre los jóvenes. A pesar de su frecuencia, se habla muy poco de suicidio y se evita incluso usar la palabra.
Para entender cómo se ha construido el tabú, La Silla Académica entrevistó a Adriana María Alzate Echeverri, profesora de Historia en la Escuela de Ciencias Humanas de la Universidad colombiana del Rosario y autora de múltiples artículos sobre el suicidio en la época colonial como El deseo de morir de Francisco Fabrica. Nuevo Reino de Granada (1789)* y Francisco Felipe del Campo y Rivas (1802). Homicidio de sí mismo en Santafé de Bogotá*.
Usted habla de la disputa por la valoración del suicidio que hubo en el pasado. ¿Cuáles eran los diferentes significados en juego?
Las opiniones sobre el suicidio han sido, a través de la historia, tolerantes o condenatorias. Una parte de la sociedad romana, por ejemplo, era más tolerante. Es algo que se refleja en el pensamiento de Séneca, para quien era el acto máximo de libertad disponer soberanamente de la vida propia. Así lo expresó en las Cartas a Lucilio y, en un acto de coherencia, murió suicidándose.
Posteriormente, a principios de la Edad Media, San Agustín, una de las principales fuentes del pensamiento cristiano, le da mucha fuerza a la idea cristiana, que perdura hasta hoy, de que el suicidio, en ese entonces llamado «matarse» o «quitarse la vida», es un pecado, el más atroz de todos: Dios nos dio la vida, es un regalo, y es el único que nos la puede quitar.
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