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Chomsky, la revolución de la gramática y la política

Noam Chomsky es un pensador fundamental para el siglo XXI. La revolución que impulsó en la teoría lingüística y su análisis del imperialismo y la globalización le llevaron a ser uno de los intelectuales más influyentes del último periodo.

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Noam Chomsky cuenta con una de las miradas más mordaces hacia la realidad que encontramos hoy en el ámbito de la filosofía. Imagen de Asadr1337, extraída de Wikimedia Commons, con licencia CC BY-SA 4.0.

Noam Chomsky es una de las miradas más mordaces hacia la realidad que encontramos en el ámbito de la filosofía más actual. Imagen de Asadr1337, extraída de Wikimedia Commons, con licencia CC BY-SA 4.0.

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Chomsky es una de las figuras intelectuales más relevantes del último siglo. Nacido en 1928, se convirtió en un intelectual reconocido por su trabajo en el ámbito de la lingüística por su análisis de las estructuras gramaticales y sintácticas, pero saltó definitivamente a la fama por su giro, en los años sesenta, hacia la teoría y crítica política. Nació en Filadelfia (Estados Unidos), hijo de migrantes judíos provenientes de Rusia. En la Universidad de Pensilvania, se licenció y doctoró en Lingüística y Hebreo moderno. Posteriormente, se especializó en Filosofía de la lingüística.

Su mayor contribución al campo de la lingüística fue el desarrollo de la teoría de la gramática universal, según la cual los seres humanos tenemos un sentido innato de la gramática lingüística, anterior a cualquier aprendizaje social. Esto resolvería el interrogante de por qué somos capaces de aprender lenguas complejas desde muy jóvenes.

Su disidencia política contra la guerra de Vietnam formó parte de todo un movimiento político que tomó las calles y las universidades de Estados Unidos en 1968 y que se sumó a un movimiento mundial antiimperialista, que, por ejemplo, en Francia tuvo su culmen en primavera con las protestas de Mayo del 68, protestas que en un inicio habían comenzado por la oposición al imperialismo francés en Argelia. El apoyo de Chomsky a las protestas le llevó a estar en el punto de mira del gobierno de Richard Nixon, que le consideraba un opositor político.

Repasamos algunas de sus principales aportaciones al pensamiento lingüístico, filosófico y político. Estas aportaciones le han llevado a estar entre los grandes autores que debemos leer para comprender el mundo que vivimos, analizarlo y tratar de transformarlo.

1 La cognición en el centro

Hay quien califica a Noam Chomsky como uno de los responsables de la «revolución cognitiva», un fenómeno que en los años cincuenta eleva el estudio de la capacidad lingüística humana a ciencia cognitiva. En este paradigma el cerebro es concebido como órgano de procesamiento de información lingüística. A esta posición se la conoce como «cognitivismo».

En ocasiones, se habla de «revolución chomskyana» para referirse a este cambio de paradigma, porque supuso un giro en la disciplina. Chomsky se enfrentó a los modelos lingüísticos del momento y propuso un enfoque científico más ambicioso que dejara de limitarse al análisis comparativo.

Antes de Noam Chomsky, el estructuralismo francés venía de considerar el lenguaje desde este punto de vista comparativo, limitándose a analizar problemas como el de la posibilidad de traducir entre lenguas y comparando sus reglas formales. Chomsky va más allá y se interroga por el propio origen de nuestra capacidad lingüística, y plantea que el lenguaje refiere a un sistema mental concreto, a una forma innata de ordenar el mundo. Esta visión permite explicar por qué, por ejemplo, formulamos todo tipo de expresiones que no nos ha enseñado nadie, a través de la combinación de reglas y palabras.

En ocasiones, se habla de «revolución chomskyana» para referirse al cambio de paradigma impulsado por Noam Chomsky. Él se enfrentó a los modelos lingüísticos del momento y propuso un enfoque científico que dejara de limitarse al análisis comparativo

2 Hacia una lingüística semántica

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Estructuras sintácticas, de Noam Chomsky (Siglo XXI Editores).

Noam Chomsky distingue entre la «gramática mental», es decir, el contenido subconsciente que se da en el cerebro como resultado de una exposición permanente a lo lingüístico, y la «gramática descriptiva», aquella que trata de formalizar la primera a través de normas y categorías. Estos planteamientos los plasma Chomsky por primera vez en su libro Estructuras sintácticas, de 1957.

En este libro, Chomsky plantea que una teoría lingüística debe poder explicar cómo somos capaces de aprender, usar y reproducir el lenguaje. La gramática basada en el análisis sintáctico es insuficiente porque requiere una reflexión en torno a los significados que le damos al lenguaje, y no solo a cómo lo utilizamos. Es decir, para el ser humano el lenguaje es un asunto fundamental de su construcción como sujeto, no una herramienta más como el cuchillo o la rueda.

3 La naturaleza humana es la gramática universal

El lenguaje es un asunto tan fundamental y universal que Chomsky lo asocia con la propia naturaleza humana. Existe, plantea, un componente genético que nos permite aprender un idioma cuando somos muy pequeños. Es lo que el lingüista denomina «gramática universal» y sería lo que explica por qué, si se expone a un animal a los mismos estímulos lingüísticos que al ser humano, el animal es incapaz de generar una capacidad de expresión verbal, mientras que los niños humanos son capaces de aprender hasta varios idiomas a muy escasa edad.

De su teoría gramátical, por tanto, se desprende una antropología; es decir, una cierta visión de la naturaleza humana. En concreto, Noam Chomsky basa esta visión en su capacidad lingüística como capacidad innata que constituiría parte de la «naturaleza humana» en tanto capacidad creadora. Vemos hilos de continuidad entre el pensamiento de Chomsky y el de Rousseau y su teoría del «buen salvaje». Según esta teoría, son las instituciones humanas, la educación y el resto de dispositivos sociales son los que tienden a minar esa capacidad creadora y generar sociedades más conformistas.

Este tipo de estructuras innatas son las que hay detrás de nuestros sistemas morales, que también tienen, para Chomsky, un alto componente lingüístico. Por ejemplo, en la distinción semántica entre términos como «asesinato» u «homicidio» están involucradas conclusiones morales y jurídicas pese a partir de una discusión lingüística. Además, la presencia de términos morales que se repiten en todos los idiomas apunta también a una propiedad lingüística universal del ser humano.

De la teoría gramátical de Chomsky se desprende una cierta visión de la naturaleza humana. En concreto, basa esta visión en su capacidad lingüística como capacidad innata que constituiría parte de la «naturaleza humana» en tanto capacidad creadora

4 Crítica al conductismo

Como parte del desarrollo de su teoría lingüística, Noam Chomsky se enfrentó frontalmente a la teoría conductista de Skinner. Esta teoría, conocida también conductismo radical, enfatizaba el estudio del comportamiento observable y medible, excluyendo los procesos mentales internos. Skinner propuso que todo comportamiento se aprende a través de interacciones con el entorno.

El aprendizaje se produciría, así, mediante el condicionamiento operante, un proceso en el que las consecuencias de una acción (refuerzos o castigos) influyen en la probabilidad de que ese comportamiento se repita en el futuro. Según Skinner, los refuerzos positivos (recompensas) aumentan la probabilidad de repetir un comportamiento, mientras que los refuerzos negativos (eliminación de un estímulo aversivo) y los castigos (introducción de un estímulo aversivo) pueden disminuirla.

La crítica más relevante de Chomsky fue su revisión del libro de Skinner Verbal Behavior. En esta revisión, Chomsky argumentó que el enfoque de Skinner no podía dar cuenta de los aspectos creativos y complejos del lenguaje humano, y que el conductismo era, en última instancia, inadecuado para explicar el comportamiento lingüístico.

Para Chomsky, el conductismo ponía demasiado el foco en el comportamiento humano como mera respuesta a estímulos externos e ignoraba completamente los procesos mentales internos necesarios para entender el aprendizaje humano. Además, esta teoría no podía explicar cómo aprendemos a usar el lenguaje, porque se omiten los elementos innatos del ser humano.

5 Crítica al imperialismo y a la política exterior estadounidense

Pese a que su pensamiento lingüístico fue lo que lo consagró como un intelectual de primera categoría, Chomsky no saltó mundial y definitivamente a la fama hasta los años sesenta, de la mano de su crítica al imperialismo. A principios de la década, fue uno de los primeros intelectuales reconocidos que condenaría públicamente la guerra e Vietnam y el papel de Estados Unidos.

En 1969 publicó American power and the new mandarins, un libro que compila los ensayos en los que criticó la política exterior de los Estados Unidos, especialmente en relación con la guerra de Vietnam. En estos ensayos, además, Chomsky impelía a los intelectuales a ser críticos con el poder, porque su papel en la academia y los medios de comunicación tendían a ser de justificación del statu quo.

Durante varios años, Chomsky se negó a pagar parte de sus impuestos y apoyó el movimiento antirreclutamiento militar, lo cual le llevó a ser detenido varias veces y a entrar en las listas negras del gobierno estadounidense como disidente del régimen.

Noam Chomsky no saltó mundial y definitivamente a la fama hasta los años sesenta, de la mano de su crítica al imperialismo. A principios de la década, fue uno de los primeros intelectuales reconocidos que condenaría públicamente la guerra e Vietnam y el papel de Estados Unidos

6 Contra la manipulación

El problema de la manipulación política y mediática dedicó gran parte de su pensamiento a partir de los años ochenta. Desarrolló, junto con Edward S. Herman, un análisis de la propaganda capitalista según el cual los medios de comunicación sirven más a los intereses de los gobiernos y empresas que al propósito de generar opiniones informadas.

Frente a toda esta manipulación, Chomsky planteó que es necesaria una educación donde se fomente el pensamiento crítico y puso como ejemplo su propia educación temprana en una escuela experimental basada en este principio. Todas las escuelas, cree Chomsky, podrían funcionar como esta pero no lo hacen porque ninguna sociedad «basada en instituciones jerárquicas autoritarias toleraría un sistema escolar de ese tipo durante mucho tiempo».

Las 10 estrategias de manipulación más comunes para Chomsky

  1. Distracción: consistiría en desviar la atención de las masas con productos de entretenimiento.
  2. Generar un problema y dar la solución al cabo de un tiempo para reafirmarse en el poder.
  3. Tomar medidas impopulares de manera gradual para evitar la reacción social.
  4. Tomar decisiones dañinas para las masas con la excusa de un beneficio futuro que nunca llega.
  5. Infantilizar al público para anular su pensamiento crítico.
  6. Crear audiencias ignorantes y poco informadas, presentando a la gente inteligente e informada como gente inadaptada en los productos de ficción.
  7. Apelar a las emociones y la irracionalidad.
  8. Promover aspiraciones superficiales y consumistas.
  9. Generar un sentimiento de culpa según el cual los problemas no tienen que ver con el marco económico en el que se generan.
  10. Recopilar datos sobre el público para anticipar sus deseos y generar beneficios empresariales.

7 La farsa de la democracia capitalista

Chomsky plantea que estos mecanismos de manipulación no son la excepción, sino el normal funcionamiento del sistema capitalista. Este sistema trata de presentarse a sí mismo como el mejor de los posibles a través de la democracia frente a la barbarie y el totalitarismo.

Sin embargo, las formas de democracia existentes a menudo sirven a los intereses de una minoría privilegiada. Escribe:

«Democracia neoliberal: en lugar de ciudadanos, produce consumidores. En lugar de comunidades, produce centros comerciales. El resultado neto es una sociedad atomizada de individuos desvinculados que se sienten desmoralizados e impotentes socialmente».

Frente a esta falsa democracia, Chomsky aboga por una democracia más participativa y directa donde se fomente el pensamiento crítico y se destierre la competitividad; una democracia basada en la educación y la libertad de expresión, imposible dentro de la prensa actual, que solo sostiene ideológicamente el sistema económico y las agendas políticas de la clase dominante.

Chomsky plantea que el capitalismo trata de presentarse a sí mismo como el mejor de los posibles a través de la democracia frente a la barbarie y el totalitarismo, pero las formas de democracia existentes a menudo sirven a los intereses de una minoría privilegiada


8 Pensamiento anarquista

El interés de Chomsky por el anarquismo se remonta a su infancia. En el colegio, cuando tenía diez años, investigó sobre la caída de Barcelona ante el fascismo durante la guerra civil española y escribió un artículo en el periódico escolar. El elemento que para él es determinante en su pensamiento anarquista es la crítica a toda autoridad, que debe ser ilegitimada y desmantelada.

El estudio de esta experiencia histórica y la lectura de Homenaje a Catalunya, libro de George Orwell sobre su propia experiencia personal en la Guerra Civil, le llevó a sentir las primeras simpatías por los anarquistas, que habían sido los que se opusieron no solo al fascismo, sino también a la propia contrarrevolución estalinista que dinamitó la tendencia revolucionaria.

Su pensamiento combina el anarquismo con la tradición política del liberalismo. Chomsky se define a sí mismo como un «socialista liberal» porque, insiste, el liberalismo no ha sido siempre una concesión al poder de la propiedad privada. Del liberalismo de Adam Smith recoge, especialmente, su crítica al poder alienante del Estado que convierte a las masas en eslabones en una cadena de producción al servicio de intereses ajenos.


9 Globalización y neoliberalismo

En definitiva, muchos de los problemas que describe y analiza (democracia, manipulación, desigualdad) tienen que ver con la dinámica globalista y neoliberal del capitalismo. Y, en concreto, Chomsky critica fuertemente el imperialismo norteamericano como impulsor de esta globalización.

Al comienzo de la guerra en Ucrania, Chomsky puso en práctica esta crítica sobre un ejemplo concreto. El filósofo y lingüista criticó la responsabilidad de Putin, pero señaló al mismo tiempo la provocación de la OTAN y Estados Unidos en su expansión hacia el este contribuyó a una escalada en las tensiones que llevaron al conflicto.

En este sentido, Chomsky criticó la cobertura mediática de la guerra en Ucrania, argumentando que a menudo se presenta una narrativa simplificada y parcial. Sostuvo que es fundamental considerar el contexto histórico y geopolítico más amplio para comprender las raíces del conflicto.

Muchos de los problemas que describe Chomsky (democracia, manipulación, desigualdad) dice que tienen que ver con la dinámica globalista y neoliberal del capitalismo. En concreto, critica fuertemente el imperialismo norteamericano como impulsor de esta globalización

10 Defensa de la libertad de expresión

Uno de los elementos más polémicos de su pensamiento ha sido la defensa férrea de la libertad de expresión. Para Chomsky, esta debe ser un principio universal y un fundamento para la verdadera democracia. Señala que los Estados no cesan en imponer todo tipo de mecanismos de censura y autocensura por el miedo a las represalias y la marginación.

El momento culmen de la polémica tuvo lugar cuando Chomsky defendió, incluso, que los negacionistas del Holocausto pudieran expresarse libremente. Para él, si no estamos dispuestos a conceder la libertad de expresión a aquellos que tienen opiniones diametralmente opuestas a las propias, no estamos dispuestos a concederla en absoluto.

Sobre la autora
Fotografía en blanco y negro de Irene Gómez-Olano, hecha por Natalia Lago. La fotografía muestra a una persona joven con el pelo negro corto, tipo "mullet", sin que le caiga por los lados. Mira a cámara con las cejas rectas y tiene una sonrisa ambigua en la cara.
Sobre la autora

Irene Gómez-Olano (Madrid, 1996) estudió Filosofía y el Máster de Crítica y Argumentación Filosófica. Trabaja como redactora en FILOSOFÍA&CO y colabora en Izquierda Diario. Ha colaborado y coeditado la reedición del Manifiesto ecosocialista (2022). Su último libro publicado es Crisis climática (2024), publicado en Libros de FILOSOFÍA&CO.

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Una respuesta

  1. Avatar de carmen_puigdueta
    carmen_puigdueta

    Hola. En primer lugar, gracias por el artículo.
    Creo que hay un pequeño error en el punto 4: «Según Skinner, los refuerzos positivos (recompensas) aumentan la probabilidad de repetir un comportamiento, mientras que los refuerzos negativos (eliminación de un estímulo aversivo) y los castigos (introducción de un estímulo aversivo) pueden disminuirla». Entiendo que un refuerzo negativo también aumenta la probabilidad de repetición, siendo solo los castigos los que la disminuyen.
    Un saludo.

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