Leer a David Hume es toda una experiencia filosófica. Su filosofía, aunque a veces contradictoria e inconsistente, es honesta, profunda y, sobre todo, leal a los principios empiristas. Desde la publicación de sus obras, los filósofos —especialmente los angloparlantes— no han dejado de citarlo y de volver a sus textos. Sin embargo, a pesar de esta calurosa recepción, su pensamiento es a veces malinterpretado y reducido a la teoría del conocimiento. En este dosier, Javier Correa Román nos muestra a un Hume completo, un filósofo que pensó sobre todas (o casi todas) las cuestiones filosóficas de su tiempo.
«Confieso con toda el alma [escribió Kant] que a la advertencia dada por David Hume es a lo que debo haber salido hace ya muchos años del sueño dogmático y el haber dado a mis investigaciones filosóficas en el campo de la especulación una dirección completamente nueva». ¿Acaso no es este reconocimiento por parte de uno de los filósofos más importantes de nuestra historia motivo suficiente para adentrarnos en la obra de Hume? ¿Cómo puede la filosofía de alguien cambiar radicalmente el entendimiento del pensador más importante de la Modernidad europea?
Sin duda, no ha sido únicamente a Kant a quien Hume ha despertado del sueño dogmático. Desde la publicación de sus obras, innumerables generaciones de filósofos y filósofas han sentido con la filosofía del pensador escocés un nuevo empuje para sus pensamientos. En este dosier, queremos examinar este empuje para darle nuevas alas, desentrañar el poder y la fuerza de la filosofía humeana para desterrar el dogmatismo y despertar a todos nuestros lectores de sus firmes garras. Pero antes de adentrarnos en su filosofía, veamos primero el contexto histórico en el que se forja esta filosofía.
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