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El efecto Merlí

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Merlí es el nuevo Sócrates para los alumnos en la serie de Netflix. A base de preguntas y actitud les va haciendo comprender de qué va esto de la filosofía.

Merlí es el nuevo Sócrates para los alumnos en la serie de Netflix. A base de preguntas y actitud les va haciendo comprender de qué va esto de la filosofía. Francesc Orella desempeña el papel de Merlí en la serie. (+ info al final del texto).

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De la mano de la serie de Netflix, hablamos del auge de la filosofía o de un auge que yo, particularmente, creo que ya estaba ahí y del que forma parte Merlí. La filosofía está entre los intereses personales y en la formación de su creador, Héctor Lozano, que estudió filosofía en la Universidad Barcelona, aunque abandonó la carrera.

Resumiendo mucho, se trata de trata de un profesor de filosofía en el liceo –seguramente el que todos hubiéramos querido tener– que se dirige a sus alumnos adolescentes. En cada capítulo se trata a un autor y se une con las historias de los alumnos y la suya propia siempre en un nivel muy cotidiano, muy cercano. Lo que se cuenta del filósofo en cuestión es mínimo, pero lo suficiente como para conectar ese pensamiento mínimamente expuesto con hechos, problemas y preocupaciones de alumnos y profesores. Al final, la materia, la filosofía, resulta interesante porque conecta con la vida de los demás. Es una actividad transformadora. Se trata de volver a los orígenes de la filosofía, a Sócrates y a sus preguntas para la gente y la vida de la gente. Lozano lo menciona como principal inspiración y de hecho en su presentación aparece un tábano, otra referencia a Sócrates que dijo de sí que era el tábano de Atenas, alguien molesto, incómodo, que provoca conflicto.

La filosofía resulta interesante porque conecta con la vida de los demás. Es una actividad transformadora y la serie lo muestra

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A mí la serie me hace recordar con frecuencia la frase de Nietzsche: “Despreocupados, irónicos, violentos… Así nos quiere la sabiduría: es una mujer y ama únicamente a un guerrero”. Para algunos la frase denota cierto machismo, aunque yo no comparto esta visión. Pienso que el concepto de violento que tiene que ver con Merlí, no habla de salir a pegar ni de nada físico, sino de ejercer con violencia, de forma radical, ese cuestionamiento de lo que está instituido o naturalizado. Con la violencia que requiere el pensamiento crítico para romper creencias y prejuicios grabados a fuego. Merlí representa esto e inevitablemente choca, es combativo porque donde hay choque hay resistencias.

Encender una mecha

En la tarea del pensamiento crítico, de las preguntas, siempre será insustituible la figura del profesor. Pues bien, ante la crisis de la educación –que es mundial– esta serie muestra cómo un maestro puede hacer eso de lo que hablaba el poeta irlandés William Butler Yeats. Él decía: “Educar no es llenar un ánfora, sino encender una fogata”. Y eso es lo que logra Merlí, prender la curiosidad y no solo de los alumnos, sino del público en general; uno empieza a ver la serie y acaba buscando «Sócrates» en Internet.

Algo que no es exclusivo de los profesores de filosofía, sino que es válido para todos ellos si tienen pasión por lo que hacen. Entonces lo pueden transmitir de forma que los alumnos la hagan suya y le encuentren sentido a lo que están aprendiendo. Y existe posibilidad porque todo conocimiento conecta con la vida en la medida en que alguien quiere saber, quiere tener esos conocimientos que forman parte de sus intereses y por ello de su vida.

Merlí sabe prender la curiosidad y no solo de los alumnos, sino del público en general; uno empieza a ver la serie y acaba buscando «Sócrates» en Internet

Y aparte de esa conexión a través del conocimiento, Merlí muestra una conexión vital, se preocupa por el otro, por sus alumnos cuando están en crisis. Recuerdo el caso de Iván, que sufre agorafobia y él va a su casa y, a través de la alegoría de Platón, le ayuda a ir saliendo… También es eso la filosofía; salir de mis propios límites y mirar al otro. O así, al menos, es como yo la entiendo, como algo que te humaniza, que te conecta con tu humanidad en sus fortalezas y debilidades, y así te libera y así te habilita para poder pensar en libertad.

Filosofía en «prime time»

El éxito de la serie es uno de los signos del auge de la filosofía en esta época que se corresponde con un momento histórico en el que antiguos ídolos e ideologías, poco a poco, han ido derrumbándose. Presa del desencanto, ante un nuevo fin de las certezas, la gente se está cuestionando, haciendo preguntas… Con todo no me gusta hablar de que la filosofía está de moda, no me gusta ese concepto porque no es verdad: la filosofía está siempre –y que ese “siempre” suene bien enfático–. Lo que sucede es que pasó mucho años en la periferia, en las alcantarillas, atrapando o captando a un público muy específico y selecto que por algún motivo se apasionó con ella y por ella. Y ahora, en este momento de certezas que se derrumban parece que irrumpe, pero siempre estuvo de moda y sobre todo siempre estuvo y está presente. Está presente en la forma en la que nos vinculamos los seres humanos. Somos seres incompletos y estamos en conexión con nuestra falta, con lo que echamos de menos y ansiamos. Cuando a Pitágoras le preguntan: ¿es usted un sabio? Responde: “No, soy un filósofo, un amante de la sabiduría”. La dirección de ese amor apunta hacia lo que falta, lo que deseo y lo que voy a buscar. La inquietud por eso que noto que me falta la tenemos todos. Lo que pasa es que es una carencia que se atenúa al aceptar el discurso de las grandes ideologías. Pero si se resquebrajan, el ser humano empieza a sentir esa incompletud y sale a buscar cargado de preguntas: ahí empieza la filosofía, que es el arte de hacer buenas preguntas más que de dar buenas repuestas.

Con todo no me gusta hablar de que la filosofía está de moda: la filosofía lo estuvo y lo está siempre

Una profesión de futuro

No sabemos si este auge se mantendrá o es efímero, pero sí llama la atención voces como la del empresario Mark Cuban, por ejemplo, que afirma que en diez años los estudios filosóficos serán más valiosos que un grado en programación. ¿Por qué? Porque la máquina suplantará a los seres humanos que se supone que tendrán más tiempo para el ocio, la contemplación y las grandes o pequeñas preguntas de la tarea filosófica (esto es un mundo ideal, claro está). Pero, sobre todo, porque se van a necesitar personas que no piensen como las máquinas. Se supone que en el futuro las máquinas serán capaces de pensar y hasta de tener conciencia, pero no van a ser capaces de pensar de forma crítica o creativa. Es esos términos va implícita una fractura, una ruptura, algo que no se puede prever. De eso, de momento, no se cree que las máquinas vayan a ser capaces.

De Cataluña al mundo entero

Francesc Orella es el protagonista de Merlí.
Francesc Orella es el protagonista de Merlí.

En la imagen que comienza ilustrando este texto, el busto de Sócrates se superpone al de Francesc Orella; él es Merlí en la ficción de una serie creada por Héctor Lozano y producida por Veranda TV. La dirección corrió a cargo de Eduard Cortés. 

La cadena catalana TV3 comenzó a emitir la serie en septiembre de 2015 con gran éxito de audiencia. Tanto que el grupo Atresmedia compró los derechos de la serie para doblarla al castellano y emitirla a nivel nacional. La Sexta la emitió en castellano en 2016. A finales de ese mismo año la plataforma digital Netflix compró los derechos de la serie para emitirla en todo el mundo. La serie consta de 40 episodios repartidos en tres temporadas (13 las dos primeras y 14 la tercera).

* Texto a partir de la columna radiofónica que Magdalena Reyes tiene en el programa Quién te dice (Del Sol). Puedes escuchar el audio completo aquí. 

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