Medir la felicidad. En el Instituto de la Felicidad de Copenhague lo hacen desde hace décadas. Su analista jefe, Alejandro Cencerrado, publica En defensa de la infelicidad, un libro en el que narra los años en que ha medido su felicidad día a día. ¿La conclusión? Que toda vida, por muy feliz que sea, conlleva necesariamente grandes dosis de infelicidad.
Dieciséis años y siete meses es el tiempo que Alejandro Cencerrado lleva midiendo —en el momento en el que escribe el libro En defensa de la infelicidad— día a día su felicidad y haciendo anotaciones en un diario.
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