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F+ Eutanasia: ¿la buena muerte?

Dosier: Muerte (Parte 2)

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Pocos temas dividen tanto a la opinión pública como la eutanasia y su legalización: por un lado, quienes creen que es un derecho y así debería considerarse; por otro, quienes creen que no podemos decidir poner fin a la propia vida ni a la ajena. © Ana Yael

Pocos temas dividen tanto a la opinión pública como la eutanasia y su legalización: por un lado, quienes creen que es un derecho y así debería considerarse; por otro, quienes creen que no podemos decidir poner fin a la propia vida ni a la ajena. © Ana Yael

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Si hay un tema sobre el que siempre se debate es el de la eutanasia. Visto como una «buena muerte» por unos o un asesinato por otros, la cuestión polariza a la sociedad de medio mundo desde hace mucho tiempo. Y quizá sea porque en este fenómeno confluyen y se remueven algunos de los aspectos más definitorios de nuestra naturaleza: la finitud, el sufrimiento y la muerte.

Como explica el filósofo y profesor de Filosofía y Teoría del Derecho de la Universidad de Barcelona Víctor Méndez en Sobre morir (Trotta), «la discusión sobre el asunto de la muerte se presenta en la actualidad dominada por la cuestión de la eutanasia». Y es que a este respecto existen diferentes visiones. Para una parte, el término eutanasia se refiere a un tipo excepcional de actuación en el cual un médico o especialista facilita la muerte a un paciente en circunstancias extremas que tiene la voluntad de morir. Siguiendo este planteamiento podríamos describir la eutanasia casi como un «tratamiento» que, en lugar de tratar de alargar la vida del paciente (distanasia) o de respetar que la muerte llegue cuando toque (ortotanasia), la acorta intencionalmente para ahorrarle dolor y sufrimiento.

Sobre la muerte, de Víctor Méndez Baiges (Trotta).
Sobre la muerte, de Víctor Méndez Baiges (Trotta).

Esta definición plantea algunas dudas para otros, pues parece un análisis excesivamente «frío» de la cuestión. Como explica Méndez, hay muchos que consideran otras variables relevantes a la hora de describir la eutanasia, como puede ser la intención de quien comete el acto de acabar con la vida de otro. La eutanasia sería entonces algo parecido a un «homicidio por compasión», tal como la interpretó el filósofo australiano Peter Singer en su Ética práctica: «Acabar con la vida de los que padecen enfermedades incurables, con gran dolor o angustia, por el bien de los que mueren y para ahorrarles más dolor y angustia». Y ahí parece estar la clave del asunto: la consideración del interés de aquel que muere.

Una ética de la muerte y una ética del morir

La eutanasia es un tema terriblemente complejo que, además de despertar un hondo interés en nosotros mismos, ha visto cómo se conforman a su alrededor enormes estructuras a favor y en contra. De ella opinan y ante ella se posicionan desde partidos políticos a asociaciones, escuelas filosóficas y, por supuesto, autores de todo tipo. Han escrito sobre ella premios Nobel, figuras de la cultura, burócratas, líderes de opinión, filósofos y teólogos de todas las épocas. El tema aparece en los medios de todo el mundo, y se plantea en decenas de publicaciones cada año. Tanto es así que ha inspirado tanto películas como libros (como la perturbadora novela de Dalton Trumbo, y posterior película, Johnny cogió su fusil).

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La muerte es un tema que nos atormenta tanto que no somos capaces de sacárnoslo de la cabeza, de ahí que reflexionemos sobre ella una y otra vez. Ya lo decía Arthur Schopenhauer cuando afirmaba que la muerte es «el auténtico genio inspirador de la filosofía», y Platón, quien creía firmemente, tal y como refleja su Fedón, que la filosofía no es otra cosa que el aprendizaje de morir, el ser capaces de aceptar la desaparición de nuestra realidad corporal sin miedo, algo lógico desde su punto de vista, pues la interpretaba como la liberación definitiva del alma de la celda del cuerpo.

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