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F+ La filosofía en la universidad española

Roberto Augusto

2 comentarios

"No creo que se deba haber escrito cuarenta libros y estar en la historia del pensamiento para merecer ser llamado filósofo. Lo relevante es el deseo de desarrollar una visión original que sea algo más que el comentario de lo dicho por otros", opina Roberto Augusto, autor de este artículo.

"No creo que se deba haber escrito cuarenta libros y estar en la historia del pensamiento para merecer ser llamado filósofo. Lo relevante es el deseo de desarrollar una visión original que sea algo más que el comentario de lo dicho por otros", opina Roberto Augusto, autor de este artículo.

2 comentarios

He estudiado filosofía en la universidad durante nueve años, cuatro de la carrera y cinco haciendo un doctorado, en dos facultades diferentes: en Palma de Mallorca y en la UB, en Barcelona. Muchos son los buenos profesores que me he encontrado y he podido aprender de todos ellos. Sin embargo, también he de decir que el margen de mejora es enorme. Hay que cambiar para adaptarse a los nuevos tiempos, aunque eso suponga acabar con viejas tradiciones muy arraigadas.

Por Roberto Augusto, filósofo

Mi primera crítica es al excesivo historicismo de los estudios académicos. No se enseña filosofía, sino historia de la filosofía occidental. Según mi parecer, los problemas y conceptos fundamentales del pensamiento filosófico deberían ser el eje de los estudios académicos, no las corrientes, los autores y los sistemas.

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El canon oficial es demasiado limitado. Parte de un modelo base cronológico impuesto por Hegel donde se supone que todo empieza en Grecia, después filosofía romana (poco), Edad Media (Santo Tomás, San Anselmo y San Agustín), Renacimiento (Maquiavelo, Bruno y algún otro), empiristas, racionalistas, idealistas y filosofía contemporánea. Es un planteamiento eurocéntrico donde los autores son los protagonistas. Una visión cronológica no me parece la más adecuada, porque no se puede decir que unos sistemas dejan obsoletos a los otros, tal como sucede con la ciencia. Newton supera la física de Aristóteles, pero no podemos decir que Heidegger supera a Platón porque sea posterior. Unos estudios académicos que asuman este modelo base, tal como sucede en las universidades españolas, no ayudan a la filosofía, la convierten en un saber historicista que sigue un modelo obsoleto.

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2 respuestas

  1. Avatar de @sensomnia
    @sensomnia

    Pensar que ese deterioro de la Filosofía, además de las denominadas ciencias humanas y sociales, lo hemos visto y sufrido en Universidades de América Latina durante el último medio siglo, en el mismo sentido que Ud percibe que será en unos 15 años en adelante en España. Siempre hace falta algo de historia para no hallarse con semejantes contrastes. Torpedea el historicismo sin lograr escapar de las esquirlas, quiere unos filósofos atrevidos para nuestros tiempos, para responder a la existencia humana tan presente y vasta, que mínimo se topa con el tiempo como duración de Bergson, existencia humana duradera.

  2. Avatar de Johano
    Johano

    No creo que el historicismo tenga nada de malo «per se». El pensamiento no puede entenderse si no es en relación con el contexto histórico en el que se genera y con el pensamiento anterior a él. Por otro lado, es algo que sucede en todas las carreras universitarias. A un estudiante de ingeniería no se le pide que “invente” la máquina de vapor, sino que se le provee de una serie de herramientas que han desarrollado otras personas anteriormente. Como diría Newton, vemos más lejos si nos subimos a los hombros de gigantes.

    Tampoco le veo mucho problema al eurocentrismo. La historia del pensamiento humano es larguísima, inabarcable, y por algún sitio hay que cortar. Además el ser humano es, en esencia, más uniforme a lo largo del tiempo y el espacio de lo que habitualmente nos parece. La sabiduría del Antiguo Oriente que tanto nos fascina a los occidentales no está muy lejos de los pensadores de la Antigua Grecia.

    El problema, en mi opinión, es quedarnos en el historicismo. En lugar de ver más lejos, dedicarnos a examinar a los gigantes. Saber qué quisieron decir exactamente Aristóteles y Kant es interesante, pero más importante es qué tienen que aportar al ser humano actual. Las facultades de filosofía deberían no sólo proporcionar las “herramientas” que han desarrollado esos gigantes, sino también enseñar a usarlas para abordar los problemas del presente y del futuro.

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