¿Qué tienen en común Marx, Nietzsche y Freud? Casi nada y mucho. Que los tres son autores y pensadores y los tres nacieron y vivieron en el siglo XIX. Y hasta aquí sus aparentes coincidencias en un análisis rápido. Aunque si pudiéramos entrevistar hoy al filósofo francés Paul Ricoeur y le hiciéramos a él esa misma pregunta, nos respondería que los tres son los filósofos de la sospecha: los tres critican la sociedad que conocen con el objetivo de cambiarla.
Por Amalia Mosquera
Los tres, Karl Marx, Friedrich Nietzsche y Sigmund Freud, expresan, cada uno a su manera, la crisis de la filosofía de la modernidad; los tres muestran un espíritu crítico hacia la sociedad del momento y cuestionan los valores de su época. Esta actitud y este pensamiento podría reunirlos como parte de un mismo “movimiento” –que nunca fue tal– al que puso nombre el filósofo francés Paul Ricoeur.
En 1965, Ricoeur (1913-2005) une a Marx, Nietzsche y Freud bajo un paraguas común: los filósofos de la sospecha o los maestros de la sospecha. ¿Por qué? ¿Cuál es el origen de esa denominación que crea Ricoeur? Analizando sus obras, Ricoeur encuentra que los tres ponen bajo la lupa las deficiencias de la noción de sujeto, que había sido la base sobre la que se había elaborado la filosofía moderna. Sospechan de los valores que las sociedades europeas han aceptado como válidos provenientes de la Ilustración, el movimiento cultural e intelectual que se desarrolló en el siglo XVIII. Sospechan de la libertad del hombre, que se ve limitada por el Estado, la religión u otros factores. Sospechan que la sociedad occidental está sustentada sobre un error: la creencia ciega en la razón, en el progreso y en la preeminencia de un sujeto libre de la subjetividad. Sospechan y cuestionan el racionalismo que impera en la época e intentan liberar al hombre de la conciencia falsa que le ha sido impuesta.
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