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El bien y el mal: qué dice la filosofía sobre ellos

Dosier: ¿Somos buenos o malos por naturaleza?

El bien y el mal es uno de los temas constantes en la historia de la humanidad. Una pregunta que, dada su importancia práctica, nunca nos abandona. En este dosier, repasamos algunas de las respuestas más influyentes en este debate a lo largo de la historia. Ilustración: © Ana Yael.

El bien y el mal es uno de los temas constantes en la historia de la humanidad. Una pregunta que, dada su importancia práctica, nunca nos abandona. En este dosier, repasamos algunas de las respuestas más influyentes en este debate a lo largo de la historia. Ilustración: © Ana Yael.

¿Cómo podríamos definir el bien y el mal en el siglo XXI? ¿Es posible seguir definiéndolos igual que los filósofos griegos? ¿Siguen vigentes sus teorías más de dos mil años después, o han perdido relevancia con el paso del tiempo? Una de las grandes preguntas, si no la primera, de la filosofía y de la ética es si el hombre es bueno o malo por naturaleza. Filósofos, artistas y escritores han elaborado distintas respuestas. En este dosier, Laura Martínez recopila las más destacadas.

El tema del bien y el mal es inabarcable y depende del punto de vista desde el que se mire para que, además, se convierta en controvertido y complejo. ¿Quién ha dictado, a lo largo del tiempo, lo que es bueno y lo que es malo? Primero, fue la filosofía clásica; después, las distintas creencias religiosas; luego, la ley y la ética laica. Hoy, ¿quién asume la responsabilidad de definir lo que es bueno o malo? Todos tenemos una noción más o menos generalizada de ello. El bien y el mal son ideas que todo el mundo, o casi todo el mundo, posee, escribe el filósofo Bertrand Russell.

El problema radica en que no es posible dar por válida una sola definición porque ambas nociones son mucho más amplias, complejas y fundamentales que cualquier otra relacionada con la conducta. No es un tema sencillo, ni es un asunto que esté relacionado con «lo deseado» ni con el placer, ni con la cualidad de las cosas que conocemos. Tampoco tiene que ver con la «conformidad con la naturaleza» u «obediencia a la voluntad de Dios». Russell agrega: «El simple hecho de que se hayan propuesto tantas definiciones diferentes e incompatibles entre sí es una prueba de que ninguna es realmente una definición».

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Ensayos filosóficos, de Bertrand Russell (Alianza Editorial).

En sus Ensayos filosóficos, al intentar encontrar un significado para el bien y el mal, Russell señala que, en el estudio de la ética, es esencial comprender el sentido impersonal de dichos términos: «Si algo es bueno, debe existir por sí mismo, no en razón de sus consecuencias ni de quién pueda disfrutar de ellas». En ello estriba la dificultad de la definición: ¿se puede llegar a deducir algún resultado a partir de las cosas que conocemos, de aquello que existe?, se pregunta el filósofo. Él mismo nos abre una puerta: «Lo que sabemos del mundo tiende a sugerir que el bien y el mal están claramente equilibrados, pero también es posible, naturalmente, que lo que no conocemos sea mucho mejor o mucho peor que lo que conocemos». La bondad o la maldad de un objeto, pues, no pueden inferirse a partir de su existencia o inexistencia.

Los griegos, siempre los griegos

Heráclito de Éfeso (535-475 a. C.), fue uno de los primeros pensadores que reflexionó sobre la combinación de los opuestos, el bien y el mal. Una de sus grandes tesis fue la armonía, producto de la lucha de los contrarios. No se consideraba una reconciliación, sino, más bien, la tensión que había entre ellos «como el arco y la lira». Si esta armonía cesara, acabaría también el cosmos, afirmaba el filósofo. Suya es la frase: «Lo que se opone, se une; de las cosas diferentes [nace] la más bella armonía».

El núcleo central de su pensamiento se basaba en la doctrina del logos, una ley universal del devenir que es común a todos, que es discurso, razón y «razón de ser» de las cosas. Se trata, agrega la Enciclopedia Herder, de una fuerza ordenadora que debía ser escuchada no por medio de los sentidos, sino a través del alma (psykhé). El alma ya era una preocupación para los presocráticos. Heráclito insistía en la necesidad de unir «lo completo y lo incompleto, lo convergente y lo divergente, lo consonante y lo disonante. De todas las cosas, una, y de una, todas». Así, el bien y el mal eran uno.

Russell: «Si algo es bueno, debe existir por sí mismo, no en razón de sus consecuencias ni de quién pueda disfrutar de ellas»

Para algunos filósofos de entonces, todo lo que condujera a la felicidad era bueno y no dependía tanto de las cosas materiales —que eran transitorias—, sino del deseo interno del individuo. La falta de lo material solo causaba mal, es decir, infelicidad. Otros pensaban que el bien y el mal eran un asunto de tradición y hábito, y que no se estaba obligado a cumplir determinados principios morales, sino a crear un código de vida propio. Las personas eran libres de vivir como deseaban y de obtener lo que querían por cualquier medio posible.

Algunos pusieron el foco en otro elemento. Pitágoras (569-475 a. C.), el filósofo y matemático griego que se hizo famoso por el teorema que lleva su nombre, tuvo tiempo, durante sus noventa y cuatro años de vida, de reflexionar también sobre el tema que nos ocupa: «Hay un principio bueno que creó el orden, la luz y al hombre, y un principio malo que creó el caos, la oscuridad y a la mujer». La identificación de la mujer con el mal viene desde entonces, pero a ello volveremos más adelante.

Protágoras (485-422 a. C.), el más grande sofista de su tiempo, apostó por el principio del homo mensura: «El hombre es la medida de todas las cosas». El núcleo de su filosofía estaba determinado por la reflexión sobre y a partir del hombre, sus sensaciones y su pensamiento, así como su relación con la colectividad o la polis. Una de sus preocupaciones teóricas era la posibilidad de la paideia o educación, de la enseñanza de la areté o virtud.

Protágoras sostenía que la virtud política, aunque era innata en los individuos, podía y debía ser enseñada. El sofista defendía que, si bien la naturaleza humana detentaba la posibilidad del progreso moral, la realización efectiva de este dependía de la educación. En el terreno de la moral, consideraba que todos tenían el derecho de determinar por sí mismos qué era bueno y qué era malo.

Vinieron otros pensadores. Se fueron creando grupos de adeptos, nuevas escuelas. Y llegó Sócrates (469-399 a. C.), el hombre «más sabio y justo de su tiempo», decía Platón. Hay un antes y un después del maestro ateniense que afirmaba no saber nada y que no dejó ninguna de sus enseñanzas por escrito, aunque tuvo una larga fila de amigos y discípulos que lo elogiaron y se nutrieron de sus conocimientos.

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Protágoras, de Platón (Tecnos).

A diferencia de los sofistas, que se dedicaban a elaborar largos y retóricos discursos dirigidos a la obtención del éxito (no tanto de la verdad), Sócrates estableció un método propio basado en el diálogo y la inducción en su búsqueda de la verdad (no tanto del éxito). Para entender en qué consiste el método socrático, hay que remitirnos a los diálogos de Platón y a los textos de Aristóteles.

En relación al tema del bien y el mal, Sócrates identificaba el conocimiento de estos conceptos éticos con la práctica de la virtud y la consecución de la felicidad. Igualaba «saber» con «virtud» y afirmaba que «nadie hace el mal voluntariamente». El mal es producto de la ignorancia. Así lo expresa su discípulo Platón en el Protágoras:

«Yo, pues, estoy casi seguro de esto, que ninguno de los sabios piensa que algún hombre por su voluntad cometa acciones vergonzosas o haga voluntariamente malas obras; sino que saben bien que todos los que hacen cosas vergonzosas y malas obran involuntariamente».

Sócrates vinculaba la felicidad con el obrar bien, o el vivir bien. Y, así, queda registrado en la Ética Nicomaquea de otro de sus discípulos más ilustres, Aristóteles (384-322 a. C.), quien consideraba que la felicidad no era un sentimiento ni un mero estado de ánimo, sino toda una forma de vida.

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9 respuestas a «El bien y el mal: qué dice la filosofía sobre ellos»

  1. Avatar de Luis Manteiga Pousa
    Luis Manteiga Pousa

    Este mundo es contradictorio, paradójico, con el bien y el mal muy mezclados y en el que a menudo uno surge del otro.

  2. Avatar de Iñigo Ispizua
    Iñigo Ispizua

    me gustaría expresar, que el bien, o el mal, solo existen en la medida que se miden desde la posición opuesta. Los dos existen simultáneamente y establecen la posición y, sobre todo, la graduación desde el posicionamiento personal de observación; mas allá de esa inevitable categorización personal, la línea hacia uno u otro lado que consideremos, es infinita; a ambos lados. Debemos considerar al efecto de conceptualización, en consecuencia con lo anterior, que además de presentar dicha conceptualización un problema de interpretación personal (desde todo el conjunto de valores interpretativos personales cognitivos, educacionales y/o culturales), además …repito, existe un problema de gradación; Bueno vs Malo en que medida y a que distancia!!!!
    Tanta individualidad en lo que pretenderíamos que fuese un análisis positivista, hace difícil creer que se pueda llegar, desde esa base de partida … complicada o errónea…. a la conclusión pretendida y… muy al contrario nos sitúa en una incapacidad de determinar la existencia del bien o del mal.
    Que horror!!! porque yo tengo claro «mi» existencia del mal, Y también creo la existencia de «mí social, cultural,…» del mal, pero todo ello viene determinado y posicionado linealmente en oposición a «mi» y a «mi interpretación social cultural» de la posición contraria del mal.
    Seguro que existen muchos otros temas para analizar e incluso, quizá, llegar a conclusiones. Este tema del bien y el mal…. pinta mal!!… o no!!1?

  3. Avatar de Anonim@
    Anonim@

    Hola esta klaro ke somos dualidad pura el ying y yang ,puedo ser muy bondados@ kon una persona un día dado y puedo ser una hij@ de perr@ kon otra otro día dado según me pille …hablo de bondad y maldad natural innata pero gracias a mi kultura , kontrol y paciencia puedo intentar frenar esa maldad innata ke llevamos dentro y sale kuando no te lo esperas y te deskontrolan …. Pero frenar la bondad, es sin embargo absurdo porke debe ser infinit@ ….

  4. Avatar de Rita González García
    Rita González García

    Bucear en conceptos como el bien y el mal a través de la filosofía, no es nada baladí, pero llegar a encontrar aquellas reflexiones que dilucidan el concepto dándonos luz para reflexionar sobre ellos, eso… no tiene precio. Felicidades a la autora Laura Alarcón.

  5. Avatar de estherrequena
    estherrequena

    ¿Nacemos buenos o nos hacemos buenos? Todos nacemos con una disposición particular a la que llamamos temperamento. A lo largo de la vida, estas disposiciones cooperan con las circunstancias que nos rodean y así se va formando nuestro carácter y personalidad. Teniendo siempre en cuenta cuánto afecta al hombre la situación que le rodea, en muchas ocasiones el ser humano adulto tiene la facultad de decidir qué acción realizar. La voluntad nos debe llevar a querer el bien en nuestras decisiones y, con fuerza de voluntad, esforzarnos a superar las dificultades para actuar conforme a la ley moral del Bien. Una buena persona es razonable, sabe escuchar, tiene en cuenta la opinión de los demás, justifica sus puntos de vista con argumentos y, sobre todo, ayuda a vivir con dignidad a todos los seres humanos. Y esa virtud, como siempre les comento a mis alumnos, se puede modelar, se puede educar, se puede y se debe hacer realidad. Sí, señores, cuánto agradecer a tantas personas buenas que hacen tanto BIEN

  6. Avatar de Ignacio
    Ignacio

    «Los malos nos hacen dudar de los buenos», decía Jacinto Benavente. Y ahora, como si no hubiera suficiente maldad en la realidad, «se fabrican malos» gracias a la sofisticación tecnológica. Malos creados artificialmente gracias a la IA, pero también malos retroalimentados, que unen sus fuerzas para hacernos dudar de los buenos y derribar los valores que hemos ido construyendo como sociedad. Estupendo artículo al que debemos volver con frecuencia.

  7. Avatar de Kontxi Odriozola
    Kontxi Odriozola

    este párrafo final «La bondad sostiene al mundo, nos asegura el filósofo. Sin ella, la oscuridad inundaría un mundo que pronto se precipitaría en el caos abismal. Pensamos, entonces, en el carro alado de Platón y la búsqueda de la felicidad de Aristóteles, actuar bien es lo mismo que ser feliz», daría para muchas conversaciones sobre el bien y el mal y la bondad o no de los seres humanos, sobre todo, en un mundo que no para de plantear conflictos complejos y diversos, entre potencias, entre economías… pero ahí está también el factor impositivo de la «felicidad a toda costa»… ¿qué es la felicidad? ¿está realmente basada en las buenas actuaciones? ¿cómo se «valoran/miden» éstas?… muchas preguntas para seguir pidiendo a nuestra querida Laura Martinez Alarcón que nos vaya ilustrando con sus ensayos!

  8. Avatar de Pedro antonio
    Pedro antonio

    ser o no ser
    esa es la cuestión
    aun cuando ser no es
    pues para muchos es insignificante.
    pues no es.

  9. Avatar de José Luis Fernández Rodríguez
    José Luis Fernández Rodríguez

    El «BIEN» o el «MAL» ¿Quién o qué los diferencia o define?
    Desgraciadamente, desde SIEMPRE, el gobierno de los poderosos, a cuyo tenor y pautas, explícitas o implícitas e incluso costumbres, eso llamado consuetudinario, o «virtudes y/o pecados», cualquier ser que viene a este Mundo (el único para todos, absolutamente todos, los que sobre él, de mejor o peor forma, viven o, a duras penas, sobreviven), es de todos por igual, la Tierra no es una «COMUNIDAD DE PROPIETARIOS» en la que cada vecino posee una mayor o menor «participación» a la que atribuir los gastos: Nadie es dueño de una parcela del mismo, simplemente es un mero, pero DIGNO Y, con todos los derechos a él concernientes, PROPIETARIO.
    Las fronteras, barreras o, en el más deleznable de los significados, BANDERAS, nadie vino al terreno que pisa, o cualquier otro a tolo lo largo y ancho del Paneta, con, cual enfermedad congénita, un lugar en el que «hacerse ciudadano»: La única «ciudad» es el MUNDO y, ese, es de todos, fuera de cuantas falsas BARRERAS, en el transcurrir de la HSTORIA, «alguien o algunos» se han inventado.
    La LIBERTAD, la EDUCACIÓN, CULTURA y RESPETO a los congéneres y a la NATURALEZA, no puede corresponder a ALGUNOS (¿Lo llamamos CAPITAL?) es PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD así, sin más y sin más HISTORIA o «¿historias»?, todo lo demás no han sido ni dejan de ser luchas por un PODER que, a nadie por cuna u otros métodos (la mal llamada DEMOCRACIA = FALAZ FORMA DE ENCUBRIR LA LIBERTAD), le corresponde.
    Visto y tal vez por alguien entendido, sólo cabe concluir: «NO VA MÁS, HAGAN JUEGO SEÑORES» Y SUERTE: CONOCIMIENTO, CULTURA EDUCACIÓN (¿JUSTICIA UNIVERSAL?), vaya usted a saber, por mi parte no lo he de ver.

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