Ética demostrada según el orden geométrico es el nombre completo con el que firmó su obra principal Baruch Spinoza. Es este un primer gesto ya significativo. Ética, aunque elabore una ontología, una epistemología, una teoría de las pasiones, las bases para una teoría política y entre todo ello sí: una propuesta sobre la felicidad.
Prima en la Ética de Spinoza, un este texto difícil y luminoso, un sentido práctico. «Difícil sin duda tiene que ser lo que tan rara vez se encuentra», dirá Baruch al final de su exposición. La Ética descansa en el panteón de la filosofía junto a otras grandes obras, como los Diálogos de Platón, la Metafísica de Aristóteles, el Discurso del método de René Descartes, la Monadología de Leibniz, La fenomenología del espíritu de G. W. F. Hegel, El capital de Karl Marx, Así habló Zaratustra de Friedrich Nietzsche, el Tractatus logico-philosophicus de Ludwig Wittgenstein, Ideas I & II de Husserl, Ser y tiempo de Martin Heidegger y algunas otras.
Algunos comentaristas elaboraron geniales estudios monográficos que podrían ser algunos de los peces guía que nadarán durante mucho tiempo al lado del gran tiburón negro que es la obra de Spinoza, por ejemplo Emilia Giancotti, Martial Guéroult, Alexandre Matheron, Gilles Deleuze, Antonio Negri, Marilena Chaui.
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