Soledad y filosofía han estado siempre unidas. Los grandes pensadores invitaron desde antiguo a retirarse del mundo para poder pensar con claridad y, solo después, salir a él para poder apreciarlo y actuar con plena conciencia. Además, la soledad nos enfrenta, como pocas experiencias, al conocimiento de uno mismo.
Por Carlos Javier González Serrano
El antiguo dictum del oráculo de Delfos abogaba por el autoconocimiento. «Conócete a ti mismo» fue, además, la clave del pensamiento de uno de los filósofos más sociables de la Grecia clásica, Sócrates. Sin embargo —como observamos, por ejemplo, al inicio de El banquete de Platón—, el mismo Sócrates experimentó numerosos momentos de arrobamiento interior en la más absoluta soledad en los que parecía acceder a estratos desconocidos de la Verdad que, en compañía de otros, no se podrían dar. Es en esa soledad —a veces buscada, a veces casual— donde el yo se encuentra consigo mismo y ha de tener el valor para preguntarse por la validez de sus convicciones. En la ausencia de ruido.
Rousseau: un ser sociable solo en la tierra
Disfruta de nuestros contenidos al 100%.
No te quedes con las ganas de ver, leer y escuchar…
Deja un comentario