Suscríbete

F+ La visión de Nietzsche sobre la historia

La historia ocupa un lugar central en la filosofía desde el siglo XIX, cuando se reconoció la historicidad intrínseca de todos los fenómenos. Esto supuso un desafío a las ideas de un mundo fijo e inmutable. Nietzsche, con su crítica al tiempo lineal y su defensa del eterno retorno, puso de relieve el impacto de la historia en la vida.

0 comentarios

Por el cambio de paradigma que supone su filosofía, podemos decir que fue Nietzsche el que produjo el verdadero «giro histórico» de la filosofía. Diseño realizado a partir de la ilustración de ohparapraxia, de DevianArt (Creative Commons Attribution-NonCommercial-No Derivatives Works 3.0 License).

Por el cambio de paradigma que supone su filosofía, podemos decir que fue Nietzsche el que produjo el verdadero «giro histórico» de la filosofía. Diseño realizado a partir de la ilustración de ohparapraxia, de DevianArt (Creative Commons Attribution-NonCommercial-No Derivatives Works 3.0 License).

0 comentarios

La historia en el centro de la filosofía

A partir del siglo XIX se comenzó a sostener —cada vez con más fuerza— que todos los fenómenos, tanto los naturales como los culturales, son intrínsecamente históricos. A medida que se fue profundizando en esta forma de abordar los fenómenos, se fue socavando la pretensión tradicional de fundamentar el mundo y las formas de su experiencia (ciencia, arte, etc.) sobre un punto fijo sustraído al cambio y a la mutación.

El mundo platónico de las ideas o el mundo aristotélico de las formas son incompatibles con la tesis de que todas las cosas son radicalmente históricas. A partir de este momento, la filosofía se vio llamada a plantear e intentar responder a la siguiente pregunta: «¿Qué es la historia?». De hecho, no hay autor significativo en los últimos dos siglos que, de un modo u otro, no haya, con más o menos amplitud, elaborado una respuesta para ella.

Para poder abordar correctamente las distintas concepciones de la historia que se desarrollaron a partir del siglo XIX es necesario, en primer lugar, remontarse al alba de la modernidad. En el Renacimiento, en los siglos XV y XVI, sobre las ruinas del mundo medieval, la cultura europea se erigió fijándose en los modelos grecolatinos.

Para seguir leyendo este artículo, inicia sesión o suscríbete
Otros artículos que te pueden interesar

Deja un comentario