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San Agustín: del pecado a la santidad

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San Agustín nació en el año 354 en la ciudad de Tagaste (en la actual Argelia) y murió en 430 en Hipona, el lugar al que su nombre quedó unido para la historia. Fragmento de vidriera de San Agustín en el Lightner Museum, St. Augustine, Florida (Estados Unidos). (CC BY-SA 3.0). Autor foto: Daderot.

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Agustín de Hipona, San Agustín, es un caso curioso en la historia. Vagó perdido durante décadas, sin ser capaz de ligarse firmemente a unas creencias o valores que dieran sentido a su vida. En cambio, optó por una existencia cargada de placeres que, lejos de hacerle feliz, le llevó a la más absoluta desesperación.

Todo cambió con la fe cristiana. Armado con ella su vida dio un vuelco, convirtiéndose en uno de los pensadores más importantes y determinantes de su época. Su vida es un maravilloso ejemplo del tremendo peso que pueden tener en nuestro futuro la filosofía que poseemos y los valores que la sostienen.

Los primeros pasos de San Agustín

Agustín nació en el año 354 la ciudad de Tagaste (actual Argelia), en la provincia romana de Numidia, fruto del matrimonio entre Patricio, un hombre pagano de fuerte carácter, y Mónica, una piadosa cristiana que trató durante años de atraer a su hijo a los principios de la doctrina de Jesucristo. En aquellos primeros años, la familia disfrutaba de relativas comodidades, razón por la cual el pequeño Agustín pudo disfrutar de una buena educación. Esta vino, en sus comienzos, de la mano de un literattor, y se completaría más tarde con clases de gramática, cuando la familia tomó la decisión de trasladarse a la ciudad de Madaura.

Pero la mala fortuna hizo que su situación económica empeorara en esos años, de manera que tuvieron que retornar a Tagaste cuando Agustín era un adolescente, dedicándose a “disfrutar la vida”, es decir: al ocio puro y duro.

Son esos los años en los que se fragua la actitud hedonista de Agustín, que tanto lo torturará en el futuro. Bien es cierto que, en su famosa obra Confesiones, el mismo Agustín se aplica un código excesivamente riguroso, y si bien no fue un santo, tampoco fue un hombre malvado como tal. Sí, come, bebe y no le son ajenos los placeres de la carne. Confraterniza con compañías extravagantes y disfruta de la popularidad, la atención de los demás y las ventajas de cometer ciertas triquiñuelas… Un joven, ni más ni menos. Por esta razón, al ver la senda en que empieza a adentrarse, sus padres deciden pedir ayuda a un amigo, Romaniano, quien se encarga de costear el traslado del joven a la mítica ciudad de Cartago para que siga estudiando.

En sus primeros años, va con compañías extravagantes y disfruta de la popularidad, la atención de los demás y las ventajas de cometer ciertas triquiñuelas… Un joven, ni más ni menos

Allí, en la ciudad del placer (fama bien ganada de Cartago), Agustín toma lecciones de filosofía y retórica, área esta última en la que destaca gracias a su talento y elocuencia natural. Lamentablemente, el estudio no afecta a su vida disoluta. Acude al teatro, a tabernas, a certámenes de poesía y va saltando de una amante a otra. Vive por y para el placer y en esos años establece una relación de pareja (sin casarse) con una mujer a quien dejará embarazada. De dicha relación, que durará cerca de 14 años, nacerá su hijo Adeodato.

Adopción del maniqueísmo

Pese a su predilección por el ocio, Agustín no deja de ser un hombre bendecido con una mente brillante que se siente atraída en esos años por la obra de Cicerón, concretamente Hortensio, aunque las creencias que terminarán por conquistarle serán las maniqueas. El maniqueísmo, fundado por el persa Maní –quien decía ser el último de los profetas enviados por Dios a la tierra–, fue una religión universalista que defendía una visión dual de la existencia: el mundo se encuentra en una continua lucha del bien con el mal, lucha a la que no es ajena la vida humana. Por un lado, el alma representa la luz, el bien; mientras que, por otro lado, el cuerpo, que está sujeto a las pasiones, representa el mal. Para alcanzar la liberación de la primera sobre el segundo, apostaban por diferentes prácticas ascéticas de renuncia a todo lo material, que, por otra parte, tuvieron poco efecto en Agustín. Los maniqueos consideraban que su religión era la creencia definitiva y verdadera, por encima de todas las demás confesiones.

Un hecho invariable de su existencia fue la gran inteligencia de Agustín de Hipona, destacando especialmente en retórica.
Un hecho invariable de su existencia fue la gran inteligencia de Agustín de Hipona, destacando especialmente en retórica.

Imbuido por estas ideas, Agustín retorna al hogar materno, lo que crea duros conflictos con su devota madre, quien lo expulsa a él y a su familia. Tiene que ser de nuevo Romaniano quien se haga cargo de él, aceptándolo en su casa y buscándole un empleo como profesor. Sin embargo, esta unión durará poco. Agustín tiene en mente retornar a Cartago a seguir con su vida libre de ataduras y para ello pide dinero para así poder fundar una escuela de retórica en la antigua capital púnica.

Es entonces cuando contacta con una de las grandes figuras del maniqueísmo, el sabio Fausto de Milevo, quien, contra todo pronóstico, lo decepcionada profundamente. No ve en él nada loable, aprendiendo más Fausto de la cultura de Agustín que él del sabio, y con ello sus creencias maniqueas empiezan a desplomarse.

En el año 383, tras engañar a su madre, Agustín escapa a Roma, donde cree que podrá empezar una nueva vida. Para ello vuelve a encontrar trabajo como profesor, pero pronto descubre que esa es otra de las facetas de su vida de las que empieza a estar cansado. Es un tema recurrente que se repite una y otra vez: nada parece satisfacerle. Ninguna creencia es capaz de enderezar su vida y darle la estructura y los principios tanto ansía. Se siente terriblemente perdido y culpable, más aún debido al engaño y abandono a su madre. Y para colmo de males enferma gravemente. Siente en su interior que nunca será capaz de encontrar la verdad.

Por un lado, el alma representa la luz, el bien; por otro lado, el cuerpo, sujeto a las pasiones, representa el mal

Ya repuesto y con la ayuda del entonces prefecto de Roma, Símaco, logra ser recomendado para un cargo como maestro de retórica en Milán, y puesto que no tiene nada más a lo que agarrarse, se traslada otra vez. Allí, acude su madre, Mónica, y su hermano Navigio, quienes le convencen para que finalice de una vez por todas su relación extramatrimonial, ponga orden en su vida y se busque una buena esposa. Agustín acepta…a su manera: Abandona a la madre de su hijo y se compromete con otra mujer, no sin antes buscarse otro par de amantes.

La conversión de Agustín

Harto de no encontrar ninguna filosofía o creencia que dé sentido a su vida, empieza a tontear con el escepticismo, la corriente que dice que el hombre no tiene capacidad para conocer la verdad. Visto lo visto, quizá ese sea el mejor camino para él: dudar de todo.

Y es entonces, cuando menos se lo espera, cuando comienzan a darse las circunstancias para que todo cambie, para el giro radical que hará que su nombre entre en los libros de historia. El primer paso no es otro que el efecto que tienen en su persona los sermones del obispo de Milán, Ambrosio, cuyas palabras van poco a poco haciendo mella en él mientras se acerca al estudio de la filosofía de Plotino. Esta mezcla de cristianismo y neoplatonismo va cobrando forma en su mente, augurando la gran aportación que habrá de hacer a la historia de la filosofía.

Pero aún es pronto. Sus problemas no están en absoluto resueltos y todavía siente vergüenza y frustración por su personalidad débil y pecadora. Su vida sigue sin tener un sentido que la estabilice. Lo que él no sabe es que el momento definitivo está a la vuelta  de la esquina. Una tarde, mientras pasea por un huerto en plena crisis existencial, asqueado de sí mismo, escucha la voz de un niño que se acerca a él, le entrega una Biblia y le dice: “Lee”. Y la primera página en la que posa los ojos reza:

“Porque ya es hora de que despertéis del sueño, pues ahora nuestra salvación está más cerca que cuando abrazamos la fe. La noche está avanzando, el día se acerca. Abandonemos, por tanto, las obras de las tinieblas, y revistámonos con las armas de la luz. Como en pleno día tenemos que comportarnos: nada de comilonas y borracheras; nada de lujurias y desenfrenos; nada de rivalidades y envidias. Al contrario, revestíos más bien del señor Jesucristo y no estéis pendientes de la carne para satisfacer sus concupiscencias.” Romanos, 13, 11-14

Una tarde, mientras pasea por un huerto en plena crisis existencial, escucha la voz de un niño que se acerca a él, le entrega una Biblia y le dice: “Lee”

Tal y como Agustín cuenta en su obra más personal, Confesiones: “Al llegar al final de la página se desvanecieron todas las sombras de duda”. Por fin se siente libre, transformado, lleno de paz. Y comprometido con esa experiencia que atribuye a Dios, abandona, de un plumazo, su vida anterior. Deja a su prometida, a sus amantes y su empleo, y toma la decisión de dedicar por completo su vida a Dios y al estudio de la Biblia. Esto dará una inmensa alegría a su madre, que llevaba 30 años tratando de que viviera según las enseñanzas cristianas.

Toda la familia, así como un pequeño grupo de amigos, se traslada a Casiciaco, en las cercanías de Milán, donde el futuro San Agustín será bautizado por San Ambrosio a la edad de 33 años. En la pequeña población comienza una nueva vida llena de pureza y castidad, dedicando todos sus esfuerzos al estudio de la filosofía cristiana. Será en esta villa en la que escriba alguna de sus primeras obras filosóficas: Contra los académicos, De la vida Feliz, Soliloquios y La inmortalidad del alma.

Obispo de Hipona

Al año siguiente muere Mónica, su madre, y Agustín toma la decisión de retornar a su tierra natal junto su amigo Alipio y su hijo Adeodato, para dedicarse en cuerpo y alma a la vida religiosa como tal. Nada más llegar, vende todas sus pertenencias, entrega buena parte de sus ganancias a los pobres, acaba con todas sus deudas y transforma la casa familiar de Tagaste en un monasterio donde, junto a sus discípulos, dedicarse a hacer vida monacal. Sólo permanecerán allí tres años (a lo largo de los cuales sufrirá la muerte de su hijo Adeodato), pero sus prácticas se harán famosas en toda la región, hasta el punto de recibir la orden sacerdotal ante la insistencia de sus fieles.

San Agustín es el más importante de los Padres de la iglesia.
San Agustín es el más importante de los Padres de la iglesia.

Al año siguiente vuelven a trasladarse, en este caso a la ciudad que quedará para siempre asociada a su nombre: Hipona. Será el obispo de esta ciudad, Valerio, quien apueste por Agustín para fundar un nuevo monasterio. Y se demostró como una gran elección, pues pronto se gana el aprecio de todos por su labor, hasta el punto de ser nombrado sucesor de Valerio por el primado de Cartago en el año 395. A la muerte de su valedor, tomará su puesto como obispo de Hipona y desde su cátedra se dedicará a la misión episcopal hasta el final de sus días.

A lo largo de los siguientes años la obra filosófica de Agustín de Hipona será verdaderamente imparable, llegando a desarrollar una ingente producción que ocuparía más de 100 tomos (La vida beata; Soliloquia; La ciudad de Dios; Manual de fe, esperanza y caridad; Confesiones, etc.) y cuyo valor lo colocaría durante siglos como el primero de los grandes padres de la iglesia, junto al ya citado San Ambrosio de Milán, San Gregorio Magno y Jerónimo de Estridón. Y no termina ahí su trabajo. Realiza también una fabulosa labor pastoral y teológica, con los necesarios enfrentamientos con las corrientes maniqueas, arrianas, donatistas y pelagianas, que diferían de la ortodoxia católica.

Ya como obispo de Hipona tuvo un papel muy destacado en los concilios de III de Hipona y III y IV de Cartago, presidiendo alguno de los mismos y alzándose como una de las grandes figuras del cristianismo de su siglo. Y todo ello mientras asiste, día tras día y año tras año, a la caída en barrena del imperio romano, que tras el saqueo de Roma por las tropas del Rey Visigodo Alarico I en el año 410, parecía completamente condenado.

En 426, nombra a Heraclio como sucesor, con la intención de retirarse al estudio y la oración. Y en el año 430, con Mauritania y Numidia arrasadas, e Hipona sitiada y a punto de caer bajo las garras de Genserico (rey de los vándalos y los alanos), a Agustín de Hipona le llega la muerte a los 75 años de edad, rodeado de amigos y fieles. Pasó sus últimos días confortando a sus conciudadanos ante la probable caída de la ciudad y dirigiendo sus esperanzas al cielo. Un año después Hipona sería incendiada por los bárbaros.

Su relevancia y su legado

Padre, doctor y santo de la iglesia católica, quien fuera un alma «descarriada» durante buena parte de su existencia, terminaría convirtiéndose en el máximo pensador del cristianismo del primer milenio y uno de los más grandes genios que ha conocido la humanidad. San Agustín fue el primer esfuerzo importante de fusionar razón y fe, filosofía y religión. En torno a su figura se formó la orden religiosa de los agustinos y dio nombre también a toda una corriente intelectual que influyó decisivamente en los teólogos y filósofos medievales: el agustinismo. Pocos ejemplos hay en la historia que muestren tan a las claras el peso que las creencias pueden llegar a tener en nuestra vida, así como del inmenso poder transformador que tiene la fe.

10 citas de San Agustín para conocer sus ideas

  1. “Pobre no es quien tiene menos, sino quien más necesita para ser feliz”
  2. “La fe es creer lo que no vemos, y su recompensa, ver lo que creemos”
  3. “El mundo es igual que un libro y aquellos que no viajan sólo leen una página”
  4. “Haz lo que puedas. Dios no te pide más”
  5. “No salgas de ti. Vuelve a tu interior. En el interior del hombre se encuentra la verdad”
  6. “Cuida el orden y él mismo orden cuidará de ti”
  7. “El amor es una piedra preciosa. Cuando no se posee, todo falta. Cuando se posee, todo sobra”
  8. “Conócete. Acéptate. Supérate”
  9. “Errar es humano. Perseverar en el error es diabólico”
  10. “La ociosidad camina con lentitud y, al final, todos los vicios la alcanzan”

Para saber más… El pensamiento filosófico de San Agustín

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16 respuestas

  1. Avatar de Francisco Javier Beas Carrillo
    Francisco Javier Beas Carrillo

    Me encantó la reseña histórica de San Agustín.
    Una mezcla cultural y religiosa.
    Se entrelazan lo mundano y lo espiritual, el deseo de dar rienda suelta a las pasiones y el descubrimiento del vacío existencial, lo cual origina un cambio en Agustín, hoy en dia San Agustín de Hipona.
    El poder de la fé basada en la oración constante de Santa Mónica quien contribuyó a la conversión de su hijo.
    La gran aportación de San Agustín a la Filosofía y a la Teología.
    Muchas gracias por compartir estás reseñas históricas.

  2. Avatar de Ana Sánchez
    Ana Sánchez

    Si solo vemos al hombre, en este caso sería S Agustín, y no vemos a Cristo y quien es Cristo y lo que hace Cristo en quien le cree, le acepta y le obedece, es que estamos ciegos porque la Luz que es Cristo no nos ha alumbrado.
    Toda gloria es para Cristo que trasforma aún al peor de los pecadores. A mí me ha trasformado por eso lo puedo decir.

    Gracias por la información de este artículo. Me ha hecho ver con más claridad el poder de la conversión que sólo es posible por el Espíritu Santo.

  3. Avatar de esmeralda
    esmeralda

    excelente alguna vez un sacerdote me hablo y menciona mucho a san agustin, que razon tenia me encanto seguire como su santa monica orando por la conversion de mi esposo e hijos dios me los bendiga a todos los que hemos leido la historia de san agustin no nos cansemos de orar , orar, y orar amen

  4. Avatar de Pedro
    Pedro

    Gracias!! Muy claro y didáctico. Para seguir aprendiendo. Saludos!!

  5. Avatar de Rigoberto Sierra
    Rigoberto Sierra

    Me gustó mucho este artículo. Me da luz para perseverar en mis oraciones para los hermanos que están caídos en la desgracia de vicios como el alcoholismo, drogadicción, etc. Tengo un hermano por quién estoy orando mucho para poder rescatarlo del vicio… y quiero seguir el ejemplo de perseverancia de santa Mónica, madre de san Agustín. Me inspira a tener fe.

  6. Avatar de Maria Eugenia Bastidas
    Maria Eugenia Bastidas

    Excelente !
    Asi como San Agustín muchos sufrimos y padecimos demasiado por no llegar a la Verdad rápido ( Las Sagradas Escrituras), pero gracias a Dios nos cobijó y pudimos establecer esa relación con Él y Absolutamente TODO cambia.
    Y todo es todo.
    Gracias padre!

  7. Avatar de Josué Reyes Pedrero.
    Josué Reyes Pedrero.

    Muy agradecido por el articulo. La verdad es la primera vez que me intereso saber sobre San Agustin. Bien dice la escritura que Jesus no vino a salvar a los Justos, sino a los que se encuentran perdidos. Su vida fue un ejemplo de lo anterior citado. A veces pensamos que ya no tenemos derecho a la salvacion a raiz de nuestros pecados en nuestra vida pasada, pero no es asi. Los tiempos de Dios son perfectos.

  8. Avatar de Jesus Arveláez
    Jesus Arveláez

    Excelente saber de San Agustín. Gracias por su aporte.

  9. Avatar de Job de María De La Mar
    Job de María De La Mar

    Toda mujer y hombre aportan con su vida personalísima, hasta la mediocre; cuanto más los perversos -Luzbel, Caín, Nerón, Judas, Saulo, Agustín, Alejandro vi, César Borgia, Hitler, Churchill, Truman, etc., entre muchos otros, yo, inclusive-; especialmente los «buenos», en cuanto que nos han legado auténticos aportes humanistas.

    Nuestra gran herencia cultural permite su acceso.

    ¡Enhorabuenas! y
    Gracias.

    j.

  10. Avatar de Job de María De La Mar
    Job de María De La Mar

    Bien por su aporte a la cultura de las religiones.

    Mejor, si no cayera en la válvula de escape de su libertinaje… Y hubiera seguido el camino libre hasta aportar en el humanismo y atender mayormente a la cultura humana general.

  11. Avatar de Juan
    Juan

    Quiero una fuente por favor, para citarlo para un trabajo en la uni

    1. Avatar de Filosofía&Co
      Filosofía&Co

      Hola, Juan. Puedes citar como fuente a Filosofía&co. http://www.filco.es ¡Gracias!

  12. Avatar de María Cristina
    María Cristina

    Excelente artículo. Gracias!!!

    1. Avatar de Filosofía&Co
      Filosofía&Co

      ¡Muchas gracias, María Cristina!

  13. Avatar de Santiago
    Santiago

    Muy recomendable el estudio.

  14. Avatar de daya
    daya

    excelente muchas gracias.

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