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¿Estamos seguros de vivir en democracia?

¿Estamos seguros de vivir en una democracia? Asumiendo que así es, del 1 al 10, ¿qué calificación le daríamos? ¿Aceptamos sin más el término «democracia representativa»? ¿Sabemos realmente bajo qué estructura política vivimos?, esta y otras preguntas nos lanza Francis García Collado en «Phobiopolítica. Democracia, psicología y ética en la era neoliberal» (Catarata). En él, señala la necesidad de empezar por comprender la forma de gobierno en la que vivimos.

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En «Phobiopolítica. Democracia, psicología y ética en la era neoliberal», el investigador Francis García Collado cuestiona la calidad de nuestras democracias. Imagen a partir de diseño de bagi1998 en Getty Images Signatures, licencia de Canva Pro.

En «Phobiopolítica. Democracia, psicología y ética en la era neoliberal», el investigador Francis García Collado cuestiona la calidad de nuestras democracias. Imagen a partir de diseño de bagi1998 en Getty Images Signatures, licencia de Canva Pro.

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Después de leer el más reciente libro del filósofo Francis García Collado, Phobiopolítica. Democracia, psicología y ética en la era neoliberal (editado por Catarata), y de echar una ojeada al deprimente estado que guarda el mundo en manos de la tecnooligarquía, surge una serie de inquietudes incómodas que cuestionan la veracidad de ese mantra que oímos constantemente, aquello de que vivimos en una democracia.

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Phobiopolítica. Democracia, psicología y ética en la era neoliberal, de Francis García Collado (Catarata).

García Collado, doctor en Filosofía por la Universidad de Barcelona, parte de la premisa de que en la sociedad occidental predominan tres ideas: vivimos en un régimen democrático, la llamada «fiesta» de la democracia se traduce en la existencia de elecciones y partidos políticos, y el Estado garantiza esta supuesta forma óptima de convivencia política. Pero «¿y si nada de esto fuera cierto? ¿Y si llamar a nuestras democracias ‘representativas’ fuera un burdo oxímoron?», se pregunta el autor.

El libro, más pertinente que nunca, pretende ser «una herramienta para caminar hacia una democracia» o, «como mínimo debería hacernos más críticos y conscientes». Dividido en tres partes, el texto recurre constantemente y de manera fluida a la filosofía, la política, la bioética, la psicología y la neurociencia para explicarnos en qué sociedad realmente vivimos.

A lo largo de sus más de 230 páginas, el creador del concepto filosófico «phobiopolítica» demuestra cómo «mediante el uso del miedo y el estrés se obstaculiza el camino hacia una verdadera democracia». Esta biopolítica negativa «identifica las nuevas formas de gobierno desde el control, la manipulación y en disciplinar y reglamentar la vida, en lugar de tener formas de gobernanza centradas en fortalecer la autonomía y la libertad».

Para este investigador especializado en la conformación de subjetividades desde la biopolítica, lo fundamental es «identificar los patrones, los mecanismos y procesos de manipulación, objetivación y subjetivación, los dispositivos y así decidir hacia donde movilizarnos»; de otra manera, afirma, seguiremos repitiendo los mismos errores y naturalizando nuestro modo de proceder.

El creador del concepto filosófico «phobiopolítica» demuestra cómo «mediante el uso del miedo y el estrés se obstaculiza el camino hacia una verdadera democracia»

«Dêmos»: qué es y que no es la democracia

Hay que empezar por el principio y recordar el origen de las palabras. Sobre todo, no olvidar que la isonomía, o igualdad ante la ley, es el germen de la democracia, el primer elemento básico para que esta exista. En su texto, García Collado explica que el dêmos era, en realidad, «un término despectivo que significaría —para el mismo Platón— populacho».

El nombre «democracia» fue creado por sus detractores y «nace con claras connotaciones peyorativas». Por lo tanto, aclarar qué es la democracia no es un mero capricho lingüístico. Se trata de una «forma de gobierno que, bautizada por sus enemigos de modo insultante, goza del extraño privilegio de haber sido odiada desde sus inicios a causa de su germen respecto a la igualdad política». Esta igualdad de condiciones y oportunidades resulta fundamental, por lo que «hablar del significado real de la palabra democracia es la conditio sine qua non para poder empezar a vivir en democracia», acota.

El segundo aspecto a tener en cuenta es la necesidad de contar con un lugar para expresarse y que garantice la igualdad ante la ley. En otros tiempos hubo la asamblea de ciudadanos (ecclesia), dotada de una serie de herramientas que avalaba la participación ciudadana. Sin embargo, hoy día, en este mundo de autocensura, de wokismo, de miedo a expresar una opinión a través de las redes sociales, decir que vivimos en una democracia resulta ocioso. «Una sociedad que calla por miedo a perder su puesto de trabajo o a ver cómo su carrera médica o académica se ve borrada de un plumazo puede resultar incluso comprensible, dado que se nos educa en y para el miedo», indica el autor.

Pero también resulta un insulto a la inteligencia de una sociedad actuar como lo han hecho recientemente los dueños de las grandes empresas cibernéticas y de redes sociales: «Callar, evitar o censurar el debate no es democrático, por más que aquellos que pretenden arrogarse la democracia digan que lo hacen como garantes del filtrado de noticias falsas».

El nombre «democracia» fue creado por sus detractores y «nace con claras connotaciones peyorativas». Por lo tanto, aclarar qué es la democracia no es un mero capricho lingüístico

Estamos acostumbrados a escuchar constantemente o a utilizar nosotros mismos «la palabra ‘democracia’ por convención, sin reconocer la distancia entre el ideal y nuestra realidad política». Para García Collado, lo cierto es que vivimos «en gobiernos representativos liberales». Esto es, un gobierno representativo liberal creado para detener la demanda de democracias, por un lado, y las monarquías absolutistas, por el otro. A lo sumo, se trata de «pseudodemocracias por hipocognición». Decir lo contrario «es un constructo propagandístico orientado a desactivar cualquier anhelo de verdadera democracia».

Otro indicador no democrático es el tema de las elecciones y los partidos políticos. Elección versus sorteo, representación vs delegación. No es lo mismo. «Para muchos, contrarios o no a la democracia, la participación ciudadana se reduce a la elección», señala. Llegados a este punto, García Collado recuerda los tres aspectos esenciales de los partidos políticos, según Simone Weil:

«Un partido político es una máquina dispuesta a fabricar pasión colectiva. Un partido político es una organización construida para ejercer presión colectiva sobre el pensamiento de todos y cada uno de los seres humanos que tiene como miembros. […] el único fin de un partido político es su propio crecimiento, y este, sin límite alguno. En base a este triple carácter, todo partido es totalitario en germen y en aspiración».

Un indicador más es «la existencia de un Estado en contraposición con la sociedad». La sociedad se caracteriza por la idea de su cambio constante, su dinamismo, vs el Estado que se define en función de su carácter estático. El Estado como el «brazo ejecutor de las oligarquías que detentan el poder»; sin olvidar, agrega, que los estados, como indica su etimología statis, provienen de la guerra civil y, por tanto, todo Estado nace de la violencia de la que más tarde se arroga su uso legítimo.

Otro factor es la obediencia. «Si se nos educa en la obediencia, acabamos obedeciendo. Si se nos educa en la idea de que, en última instancia, siempre hay alguien por encima de nosotros, terminaremos obedeciendo con mayor facilidad», explica. El hecho de interiorizar «la idea de una autoridad legítima, nos hace menos autónomos y críticos. Confundimos sistemáticamente la cooperación con el sometimiento y la obediencia».

«Si se nos educa en la obediencia, acabamos obedeciendo. Si se nos educa en la idea de que, en última instancia, siempre hay alguien por encima de nosotros, terminaremos obedeciendo con mayor facilidad», explica Francis García Collado en Phobiopolítica

«Psychê»: cómo alcanzar emancipación y autonomía

Desde la psicología también es posible abordar las dolencias de lo que llamamos sociedades democráticas, cuando en realidad deberíamos decir «gobiernos representativos liberales». El también profesor de ética y psicología en distintas universidades hace un repaso a las distintas teorías, principios, palancas de persuasión y sesgos cognitivos que los expertos en marketing (particularmente, político) utilizan para perpetuar un estado de creencias y supuestos que evitan avanzar hacia una educación democrática.

Hay que empezar por entender cuál es la diferencia entre comunicación e información, comprensión y competencia; desentrañar qué es lo que estamos recibiendo cuando afirmamos estar informados. «Los sujetos no buscan informarse, tal como presume y señala la mayoría, sino comunicarse; permanecer en el ámbito de la competencia social y no en el de la comprensión o adquisición de nuevo contenido», señala. Nadie quiere (¿queremos?) salir de su zona de confort en relación al ámbito comunicativo.

Particularmente sugestivo es el capítulo dedicado a los once principios de manipulación y propaganda atribuidos a un tal Goebbels y que, hoy día, continúan más vigentes que nunca. Los paralelismos que el autor muestra entre el nazismo y el manejo de la covid-19, a partir de esos principios son, cuando menos, inquietantes porque nos tocan la fibra más cercana, nos perturban y mueven a reflexionar sobre las maniobras manipuladoras y de control a las que estamos sometidos sin darnos cuenta.

Desde la psicología también es posible abordar las dolencias de lo que llamamos sociedades democráticas, cuando en realidad deberíamos decir «gobiernos representativos liberales»

Como escribe en Phobiopolítica. Democracia, psicología y ética en la era neoliberal, Francis García Collado indica que, al menos por el momento, el control del cerebro no ha llegado a producirse.

«No son necesarios el uso de electrodos o las incisiones craneales […] o la ingesta de substancias de tipo psicofarmacológico]. Controlando la mente se controla el cerebro», apunta. El verdadero sueño es «el ejercicio del control ‘pre-suasivo’, es decir, la generación de un contexto previo a la persuasión que abunda en la idea según la cual, en psicología social, lo importante es el contexto».

El objetivo «no es el control propio de las sociedades de castigo en el que se deba visibilizar el poder», sino el de intentar hacernos creer que «somos libres para que seamos más fácilmente gobernables». Para lograr esto, se acude también, y sobre todo, al manejo de las emociones; en particular, del miedo y el placer.

Por ello, insiste, la educación es fundamental para ejercer la democracia («una educación sobre lo común, debería ser la garantía para ponerse en el camino de la igualdad y la democracia»). Solo una sociedad preparada, con un pensamiento crítico, que cuestione sin vetos ni censura lo que nos hace ser mejores, hará posible construir un camino hacia la democracia. Una educación total que, ya lo decían los griegos, «debería generar ciudadanos y no súbditos».

Como escribe en Phobiopolítica, Francis García Collado indica que, al menos por el momento, el control del cerebro no ha llegado a producirse

«Êthos» y «phobiopolítica»

Finalmente, desde la ética, es primordial entender qué queremos decir cuando hablamos de democracia. O de las distintas corrientes éticas que conviven hoy día. García Collado explica al detalle cómo funciona lo que se ha dado en llamar «ética liberal o egoísta» (puesta en marcha por el padre del pensamiento neoliberal) y que es «la corriente ética que gobierna nuestro mundo», y la más antidemocrática de todas. «Para Milton Friedman y sus acólitos lo importante no es ser moral, sino parecerlo», apunta.

«De este tipo de pensamiento nacen todos los movimientos washing tan extendidos en el ámbito de la publicidad, el marketing y las relaciones públicas». Lo que no es otra cosa que el lavado de cara de muchas empresas (el greenwashing, las supuestamente preocupadas por el impacto ambiental, o el purplewashing, las que se benefician por la presencia de mujeres).

Ejemplos hay muchos, todos relacionados con lo que también se conoce como «responsabilidad social», término convenientemente utilizado por sus gabinetes de relaciones públicas y marketing para hacernos creer, entre otras cosas, que se preocupan y comprometen con los avances científicos y, desde luego, lo hacen por nuestro propio bien. Actúan así porque, además, nos infantilizan. «Una mayoría ignorante e infantilizada no es democrática, sino tiránica». ¿Les suena de algo esta frase?

No debemos olvidar el papel protagónico de la industria farmacéutica durante la pandemia y el triste rol que jugaron los organismos internacionales y los gobiernos de todo el mundo. «Hablar de ética y democracia no debería ir ligado a los intereses de la teoría shareholder. La corriente ética del egoísmo no puede ser el estandarte que seguir en sociedades democráticas», puntualiza el autor.

En esta tercera y última parte del libro, Francis García Collado expone de manera pormenorizada el auge del poder biopolítico, de la necropolítica y la phobiopolítica en nuestras sociedades «democráticas» marcadas «por el imperativo del mercado», así como la constante violación de acuerdos internacionales, declaratorias sobre derechos humanos, convenios mundiales y toda una serie de mecanismos que han ido creándose durante el siglo XX y hasta el día de hoy. Da la impresión de que asistimos al desmantelamiento total del sistema, al acose y derribo de valores y principios, y lo peor, que los ciudadanos estamos desarmados, boquiabiertos y sin saber qué hacer. El virus del miedo se nos ha inoculado. Ya ni siquiera se guardan las formas.

Phobiopolítica. Democracia, psicología y ética en la era neoliberal es un libro oportuno que nos brinda numerosas claves para, como señala su autor:

«Buscar el tiempo necesario para repensar el poder, la forma de gobierno en la que vivimos, cuestionar la representación política frente a la delegación y el sorteo, así como el papel del Estado frente a la sociedad. Solo así podremos reconsiderar el dêmos y, si lo creemos oportuno, avanzar hacia una democracia».

Sobre la autora
FILOSOFÍA&CO - Martinez Alarcon Laura
Sobre la autora

Laura Martínez Alarcón (Ciudad de México, 1957) estudió Periodismo en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde también cursó la Maestría en Estudios México-Estados Unidos. En 1996, recibió el Premio Nacional de Periodismo. Afincada en España desde 2007, es doctoranda en Comunicación, Información y Propaganda por la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Ha trabajado como reportera y coordinadora de producción y contenidos en radio, televisión y prensa. Es autora de varias publicaciones, entre ellas Cortoletrajes (2016), El bien y el mal (2023) y El baúl de la República (2023).

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