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Filósofas con motivos para dislocarse

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Las once autoras de «Fuera de sí mismas» se proponen desquiciar el orden establecido rompiendo con el lugar, el 'locus', que les ha sido asignado en la historia del pensamiento masculino occidental. Imagen hecha a partir de dos ilustraciones de Mohamed Hassan en Pixabay.

Las once autoras de «Fuera de sí mismas» se proponen desquiciar el orden establecido rompiendo con el lugar, el 'locus', que les ha sido asignado en la historia del pensamiento masculino occidental. Imagen hecha a partir de dos ilustraciones de Mohamed Hassan en Pixabay.

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En el libro Fuera de sí mismas, once filósofas españolas e hispanoamericanas piensan la realidad de otra manera, desde otro lugar. La obra quiere romper con el pensamiento hegemónico tradicional y con el estereotipo machista en torno a la expresión «estar fuera de sí» que presupone que las mujeres se dejan llevar por las emociones y pierden la capacidad racional en los momentos de «desquicie».

Por Amalia Mosquera

FILOSOFÍA&CO - COMPRA EL LIBRO 5
Fuera de sí mismas, de once filósofas de lengua hispana (Herder).

Este no es solo un libro colectivo. Es, sí, un libro coral que reúne las reflexiones de once mujeres, once de las voces más importantes de la filosofía de España y Latinoamérica en la actualidad, que comentan de una forma diferente nuestro presente. Pero no es una mera sucesión de pensamientos individuales, uno detrás de otro a través de sus páginas. En Fuera de sí mismas. Motivos para dislocarse, los textos de las once filósofas dialogan entre sí.

He aquí una de las principales aportaciones de esta obra de la colección Contrapunto, de Herder Editorial, cuyo título juega a la provocación: «Estar fuera de sí mismas ha sido siempre una manera negativa con la que referirse a la locura histérica de la mujer para hacer ver lo inapropiado o ‘anormal’ de su comportamiento. Lo resignificamos ahora y lo reivindicamos: solo estando fuera de sí mismas podemos desquiciar lugares de enunciación impuestos que han relegado nuestra forma de hacer filosofía y encontrar los caminos de una nueva lógica. Este libro es una apuesta deliberadamente feminista tanto en su forma como en su contenido», explican en el prólogo la filósofa española Ana Carrasco y la filósofa argentina Luciana Cadahia, editoras del libro y autoras de dos de los capítulos.

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«Estar fuera de sí mismas ha sido una manera negativa con la que referirse a la locura histérica de la mujer para hacer ver lo inapropiado de su comportamiento. Lo resignificamos: solo estando fuera de sí mismas podemos desquiciar lugares de enunciación impuestos que han relegado nuestra forma de hacer filosofía»

Pero ser feminista no quiere decir hablar solo y siempre de mujeres y de cuestiones de género. «Soy mujer y soy feminista, pero eso no significa que yo haga de mí el sujeto del pensamiento. A las filósofas se nos ha hecho hueco para hablar del tema de la mujer, pero no se nos da tanta voz si queremos reflexionar sobre otros temas», dice Ana Carrasco.

«Considero importante hablar del pensamiento de mujeres como una forma de transformar el pensamiento universal — nos decía Luciana Cadahia en una entrevista que le hacíamos en Filosofía&co.—. No se trata de un pensamiento particularista, sino la posibilidad de entender que hay algo del pensamiento femenino que está trastocando el sentido mismo de humanidad».

Romper lo establecido, sacar de su lugar

La filosofía aborda las grandes cuestiones que ocupan y preocupan a la humanidad, pero necesita hacerlo desde un lugar, un locus, que vaya más allá de las voces masculinas que la han condicionado durante siglos. Y ese es, precisamente, el objetivo de Fuera de sí mismas: recopilar en un mismo volumen y hacer visible el trabajo conjunto de diferentes pensadoras con mucho que decir y aportar hoy que buscan hacer filosofía de otro modo en el ámbito del pensamiento político y estético actual. 

«La filosofía que aprecio es una filosofía que descoloca, desestabiliza, pero también hacer ver y pensar de otro modo, desplaza las coordenadas establecidas de sentido», reflexionaba la filósofa colombiana Laura Quintana, otra de las autoras del libro, en una entrevista en Filosofía&co.—. «Hay filosofías que tranquilizan y reconcilian y otras que inquietan. Yo me siento más afín a estas últimas, incluso verían una cierta exigencia ética en esta inquietud constante por interrogar lo que pasa, lo recibido, y a uno mismo, en la tradición socrática de la filosofía como examen de sí y de los otros; una inquietud que no acaba, por la complejidad del mundo y sus capas de sentido, por la apertura de lo que siempre puede pasar, y porque el pensamiento, con su movimiento constante, para decirlo con Arendt, siempre puede volver y deshacer lo que había establecido».

Fuera de sí mismas ha querido recopilar y hacer visible el trabajo de diferentes pensadoras con mucho que decir y aportar hoy que buscan hacer filosofía de otro modo en el ámbito del pensamiento político y estético actual

Las autoras proponen sacar las cosas de su sitio, de su locus, de su lugar, descolocar, dislocar la norma, y lo hacen en tres aspectos: se proponen desquiciar el orden establecido rompiendo con el lugar que les ha sido asignado en la historia del pensamiento masculino occidental; buscan salir de nosotras mismas —de ellas mismas— asumiendo ese nosotras como objeto central de cuestionamiento; y quiere mostrar que los temas habituales tienen, en efecto, más de hábito que de pensamiento y que, por tanto, la idea de rigor filosófico puede ser explorado de otras maneras diferentes, de formas alternativas, desde un lugar distinto.

¿Y qué ha reunido justo a estas once filósofas en este libro? Junto a Ana Carrasco y Luciana Cadahia están Anna Maria Brigante, Emma Ingala Gómez, Laura Quintana, María del Rosario Acosta, Rosaura Martínez Ruiz, Amanda Núñez García, Rocío Zambrana, Nuria Sánchez Madrid y Macarena Marey.

«A las filósofas que participamos en este libro nos hermana, por un lado, cierto hartazgo por la forma en que se ha estado llevando a cabo la filosofía en castellano en su mayoría hasta ahora; por una forma masculina de hacer filosofía, de construir una filosofía escolástica donde no se prioriza el pensamiento, sino que se priorizan otros factores que, curiosamente, impiden que haya filosofía en castellano», explicaba Luciana Cadahia en un encuentro virtual en el Círculo de Bellas Artes. «Todas nosotras como mujeres estamos cansadas de esa forma de filosofar, y todas las que estamos en este libro tenemos una exploración con la lengua distinta a esa tradición escolástica. Un segundo lugar de coincidencia entre nosotras es que todas somos militantemente feministas y nos interesa relacionarnos con la tradición de otras maneras; nuestra forma de relacionarnos con ella es feminista, pero nos parece que no hace falta explicitarlo. Prácticamente todas las autoras somos especialistas en Filosofía moderna, en la filosofía de la primera etapa del siglo XX, y tratamos con eso de pensar nuestro presente y de generar una vocación filosófica de transformación del presente. El tercer aspecto tiene que ver con que todas hemos tocado temáticas afines: la cuestión del cuerpo, de los afectos, de la sensibilidad, de una lógica alternativa… Y esos aspectos estaban presentes en los textos, por eso nos parecía interesante que hubiera una reflexión de una autora sobre otra autora para que esos hilos subterráneos salieran a la luz».

Cada autora reflexiona sobre un tema y, a continuación, como si los textos dialogaran unos con otros, cada artículo de una de las filósofas es comentado por otra de ellas

Los textos dialogan entre sí

«La forma de hacer filosofía ha tenido que ver con una horma, una horma que obedece a una norma». Así lo explica Ana Carrasco. «Esa norma tan rígida no respondía a cómo leemos los textos, a cómo nos cuidamos entre nosotras. La filosofía como tal no existe, existe un filosofar. La filosofía tiene que ver con dar. Estamos obsesionados con exponer lo que sabemos. Pero no se trata de exponer lo que sabemos, se trata de darnos para cuidarnos y para cuidar el pensamiento. Hacer una reflexión es dar pensamiento. Leernos, inclinarse hacia los demás. Al dar pensamiento haces algo que es un pensar juntos. Eso es filosofar: pensar juntos. Y ese pensar, ese dar, tiene que cuajar en un entretejimiento basado en el cuidado de aquello que podemos construir entre todas».

Cada una de estas once filósofas escribe una reflexión personal sobre un tema (pensar sobre el mal de otro modo, el deseo de lo femenino, ser despojado de la voz propia, etc.) y, a continuación, como si los textos dialogaran unos con otros, cada artículo de una de las filósofas es comentado por otra de ellas. Así lo explican Ana Carrasco y Luciana Cadahia: «A lo largo del libro se podrán apreciar algunos hilos invisibles entre las autoras cuyos temas, entre otros, giran alrededor del cuerpo, el deseo, la voz, la escucha, la performatividad y la imagen (…) Como si el libro fuera una trama organizada desde la singularidad de cada voz y donde cada texto resonara en el otro hasta el punto de hacerle decir cosas nuevas. La estructura también dislocada visibiliza los plexos de relaciones que se anudan entre los textos mediante diálogos internos, disrupciones, entre los diferentes capítulos en los que las autoras entretejen sus reflexiones con sus compañeras».

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