La Ilustración, que no solo fue un movimiento intelectual, sino también social, que se extendió a toda Europa, cuestionó muchos de los viejos dogmas heredados de la tradición cristiana. Con la secularización del mundo y la desconfianza de explicaciones divinas, surgieron nuevas preguntas filosóficas centradas en la naturaleza del ser humano. Rousseau contribuyó enormemente a la respuesta de algunas de esas preguntas, que serían el germen de disciplinas como la antropología o la sociología contemporáneas.
La filosofía de Rousseau fue fundamental para la nueva forma de pensar al ser humano, porque desde la pregunta por nuestra naturaleza trató de pensar la historia de sus civilizaciones y problemas como el de la libertad. En este artículo analizamos el que sigue siendo uno de los temas filosóficos más importantes a través de las aportaciones de pensador del siglo XVIII.
Contra el progreso
El concepto de libertad para Rousseau fue fundamental porque era el núcleo de la reflexión en torno al ser humano. Él estudió esta libertad no desde el punto de vista natural y del individuo aislado, sino en un contexto social.
Rousseau criticó tanto a la civilización como a la ciencia y el arte basados en una fe ciega en el progreso. Eso hizo, en un momento en el que todo Europa se subía a un tren en dirección contraria, que su pensamiento levantara ampollas entre el resto de los filósofos de la época como Voltaire, con quien se enemistó enormemente, y también de épocas posteriores, como Nietzsche.
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