Pasó de la filosofía a la política y regresó a la filosofía. Camino de ida y vuelta, o quizá se mantiene en las dos, que al fin y al cabo ambas disciplinas viven dándose la mano. Hablamos con Luis Alegre, profesor de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid, de ellas y de mucho más: la razón y sus exigencias, el individuo y sus necesidades, el arte y su función, la sexualidad y sus libertades… Y de Podemos y sus discrepancias, claro.
Por Luis Fernández Mosquera
Luis Alegre salió de las aulas de la facultad de Filosofía de la Universidad Complutense para hacer oír sus ideas. Dio la cara y defendió las reivindicaciones de los indignados del 15M, aquel acontecimiento histórico que ilusionó a tantos y atemorizó a otros, que cuestionó todo lo que hasta entonces se daba por válido e hizo que el panorama político y social saltara por los aires. (Aunque, a lo peor, sea cierta esa famosa, cínica, frase de El gatopardo de que es necesario que todo cambie si queremos que todo siga como está, pero ese sería otro tema…). Fundó Podemos, fue su secretario general en la Comunidad de Madrid y algunas cosas más. Pero decidió dejar la primera línea de la política y regresar a sus clases. Ahora más que nunca posiblemente la política y la filosofía bullen unidas en su cabeza. Acaba de publicar estos días un volumen, junto con el también profesor Eduardo Maura, titulado ¿Qué es la Ilustración? Y antes, otros libros. Me recibe en su despacho de la facultad de Filosofía, qué mejor lugar, y allí hablamos durante hora y media.
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