Amada, deseada, necesitada, poderosa, reclamada y tantas veces asfixiada. «El hombre ha nacido libre, pero por doquier se encuentra encadenado». Palabra de Rousseau. ¡Bendita libertad! Y difícil libertad. Imprescindible para tener una vida grande y digna, imprescindible para ser felices, imprescindible para progresar; pero la historia pasada y presente de la humanidad nos demuestra que la libertad ha sido y es aplastada en infinidad de ocasiones. La filosofía siempre ha reflexionado sobre ella y se ha encargado de gritar contra sus verdugos.
«La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierran la tierra y el mar: por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres».
El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha. Miguel de Cervantes
La libertad de pensamiento y expresión pretende ser contagiosa tanto en sí misma como por los beneficios que proporciona. La frase es de Fernando Martínez Llorca, profesor de filosofía, de su libro Los filósofos y la libertad, publicado por la editorial Amarante. Con ella se refiere a esa libertad que han ejercido muchos filósofos a lo largo de la historia y que les proporcionó consecuencias tan serias como ser juzgados por ello, condenados, recluidos o, en algún caso, la muerte.
«Se trata siempre de una búsqueda de ayudar a vivir mejor, menos encadenados», añade Martínez Llorca al hablar de esa libertad. O sea que el deseo y la defensa de pensar libremente y de que lo hicieran los demás llevó a muchos pensadores a no ser libres. Paradójico, cuando menos. El autor va más allá y habla de una profesión de riesgo la del filósofo en otros tiempos ya lejanos. «Es estremecedor pensar lo fácil que resulta encontrar ejemplos de filósofos que han sido esclavizados, juzgados, condenados, exiliados, apresados e incluso ejecutados –escribe–. Hay tortura, apuñalamiento, decapitaciones, envenenamientos e incluso disparos que hacen pensar que quizá la del filósofo sea una tarea que conlleva más riesgo del que parece». Falta de libertad para los que tanto han hablado y reflexionado sobre ella, para quienes tanto la han reclamado como imprescindible.
«Es estremecedor pensar lo fácil que resulta encontrar ejemplos de filósofos que han sido esclavizados, juzgados, condenados, exiliados, apresados e incluso ejecutados». Martínez Llorca
Los significados de la libertad
La siempre ansiada libertad. Y ojalá contagiosa, sí. La vida es infinitamente más plena con libertades. El ser humano las necesita para ser feliz y progresar. La libertad –y la responsabilidad que conlleva– como esencia y base imprescindible para poder tener una existencia digna y completa.
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