La palabra nihilismo tiene su origen en el vocablo nihil, que en latín significa «nada». Añadiendo el sufijo «-ismo», la palabra «nihilismo» significa etimológicamente la postura o doctrina de la nada. Así, el nihilista —atendiendo a su significado etimológico— es aquella persona que cree en la nada o, dicho de forma parecida, pero no igual, aquella persona que no cree en ningún principio.
El concepto no surge, como suele creerse, en el siglo XIX con la filosofía nietzscheana. De hecho, tiene un vasto recorrido histórico: en el siglo IV d. C., San Agustín acusaba de nihilistas a los no creyentes; en la Revolución Francesa, nihilistas eran aquellos indiferentes al gran acontecimiento y, en el marco de la filosofía alemana, nihilistas eran —para Jacobi— los idealistas que pretendían conocer el fundamento de la realidad. Sin embargo, es cierto que a partir de Nietzsche es cuando el concepto adquiere la importancia filosófica que hoy tiene.
El nihilismo en Nietzsche
«Ahora bien, tan pronto como rechazamos lejos de nosotros la interpretación cristiana y consideramos su ‘significado’ como moneda falsa, nos asalta la pregunta de Schopenhauer de la manera más terrible: ¿tiene la existencia algún sentido? Cuestión que necesitará varios siglos para ser percibida en toda su profundidad. La respuesta que le dio el propio Schopenhauer —pido perdón por lo que voy a decir— era algo precipitada, juvenil, una forma de transacción, un quedarse atascado en las perspectivas morales, en las del ascetismo cristiano precisamente».
Si hay un autor central en la historia del nihilismo ese es, sin duda, Nietzsche. Discípulo de Schopenhauer, recoge toda la tematización anterior sobre la nada y dota al nihilismo de una importancia central en el corpus de su filosofía. En ella, el nihilismo es un concepto fundamental en torno al cual gravitan el resto de propuestas y conceptos (como la muerte de Dios o el eterno retorno). Es tal la influencia de la concepción nietzscheana del nihilismo que los autores posteriores que abordan el tema son solo reformulaciones de su pensamiento, matizaciones débiles, de lo que ya apuntó Nietzsche.
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