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Gramsci: herramientas para pensar y transformar el mundo actual

Antonio Gramsci es uno de esos filósofos que hoy están de vuelta, porque su obra es una caja de herramientas que sirve para analizar la realidad política actual, ofreciendo horizontes teórico-prácticos para transformarla. Recogemos su pensamiento en diez claves esenciales.

18 comentarios

Retrato de Gramsci de 1922, de Wikimedia Commons, de dominio público.

Antonio Gramsci es una de las figuras imprescindibles del marxismo del siglo XX. Retrato de Gramsci de 1922, de Wikimedia Commons, de dominio público.

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La enseñanza de la filosofía exige un trabajo serio con los textos: leerlos, releerlos, comentarlos, encontrar sus contradicciones internas, evaluar la consistencia de los sistemas, su coherencia… Exige, en fin, una labor rigurosa con las fuentes. De paso, en esa labor exegética, el estudiante aprende el método de trabajo y se acostumbra a practicar lo que el filósofo italiano Benedetto Croce llamó «amor a la distinción penetrante»; o lo que es lo mismo, experticia en el trabajo de taller con los conceptos, las categorías y el análisis filosófico.

Ahora, si bien estas prácticas son necesarias en el ámbito académico universitario, la filosofía no se puede reducir a la exégesis obsesiva de textos, al averroísmo o comentario de grandes obras, al vampirismo y regurgitación de contenidos filosóficos en salones, aulas o eventos filosóficos; a la repetición o a la defensa o custodia del legado de algunas de las tumbas más ilustres de la historia del pensamiento. No. La filosofía consiste en pensar el pensamiento, pero, ante todo, en pensar la realidad. Es el mundo el que siempre ha dado que pensar. En este sentido me interesa el pensamiento de Antonio Gramsci.

Jorge Luis Borges dijo: «Los astros y los hombres vuelven cíclicamente». Este verso pone de presente que nada se va para siempre, que hay cosas que permanecen ahí, sepultadas, y que pueden revivir para actuar en la actualidad. El verso también patenta que la tradición no es un mármol frio del pasado, sino que puede actualizarse, o lo que es lo mismo, que existen «pasados proyectivos».

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Antonio Gramsci es uno de esos hombres que hoy está de vuelta. Así lo testimonian su presencia en la política contemporánea actual, especialmente, en los progresismos, en los debates en la filosofía política e, incluso, en las tácticas de la nueva derecha que parece haber entendido mejor a Gramsci que la misma izquierda, pues se ha tomado en serio el tema de la batalla cultural en los medios y los artefactos culturales, al igual que la conquista del sentido común de la gente.

Pero ¿a qué se debe este renacer de Antonio Gramsci? La respuesta es sencilla: porque su obra es una caja de herramientas que sirve para analizar la realidad política actual. Y no solo para analizarla, sino que también ofrece horizontes teórico-prácticos para transformarla. Veamos algunos puntos clave que nos permiten sustentar lo dicho.

1 La historia es un producto humano

El ser humano hace la historia, puede cambiar la realidad en la que vive. Antonio Gramsci sostuvo: «La historia como acaecimiento es pura actividad práctica», es decir, la voluntad colectiva, común, produce transformaciones en el nivel económico y también en el cultural, el intelectual y el moral. 

Tener conciencia de la historia como creación típicamente humana es un punto de partida fundamental para evitar la indiferencia, la resignación, el conformismo y la claudicación ante el presente, pues el porvenir siempre es abierto. El materialismo histórico o, lo que es lo mismo, la filosofía de la praxis, concibe al humano como protagonista de su propia historia. Es una filosofía o concepción elaborada del mundo que, por medio de la acción política, deviene historia viva. De esta manera se rechaza el optimismo neoliberal del fin de la historia que paraliza el pensamiento y la acción y que pretende inculcarnos la idea del fin del futuro.

Antonio Gramsci sostuvo: «La historia como acaecimiento es pura actividad práctica», es decir, la voluntad colectiva, común, produce transformaciones, no solo en el nivel económico, sino en el cultural, el intelectual y el moral

2 Pensamiento materialista

El análisis debe partir de «lo que hay», del mundo que se tiene, de la situación de la infraestructura con sus relaciones de producción, situación económica, grupos de interés, empresas, etc., sin caer en el determinismo económico, pues, en estricto sentido, la disputa por la economía ya es una disputa política.

Antonio Gramsci planteaba: «Lo que determina la acción política no es la estructura económica, sino la interpretación que se dé de esta y de las llamadas leyes que rigen su desarrollo. Estas leyes no tienen nada de común con las leyes naturales». El sujeto no está determinado por su posición de clase, no es esta la que le otorga la autoconciencia, pues el sujeto político no se constituye como tal antes del conflicto político, sino justamente gracias a él. Igualmente, «lo que hay» requiere pensar en las fuerzas políticas, sus intereses, sus luchas, las tendencias hegemónicas, las ideologías, así como en la correlación de las fuerzas militares y la geopolítica.

3 Antonio Gramsci y la batalla cultural

La política consiste en una batalla intelectual, cultural y moral que disputa el sentido común (opiniones, creencias, supersticiones, prejuicios, valoraciones, certezas; en fin, la concepción del mundo de la gente) de la sociedad. El sentido común es generalmente conservador, contiene visiones retrógradas del mundo, es un abecedario mental con el que nos movemos en la realidad, con el que la interpretamos; el sentido común es misoneísta, pero puede contener un núcleo crítico, un buen sentido que se manifiesta en nuestras prácticas, muchas veces en contra del sentido común dominante.

Ahora, para Antonio Gramsci, la lucha cultural consiste en una guerra de posiciones donde se va avanzando en el terreno de la sociedad civil, conquistando lugares, derrumbando sus fortificaciones, conquistando porciones de sentido, tomando ideológicamente a la sociedad. Desde luego, como toda batalla, implica luchar contra la cultura del adversario. Y en esa tarea el análisis de sus discursos ideológicos, de su literatura, de su propaganda, de los contenidos de la radio, de la televisión, del cine, de su teatro y hasta de sus fiestas etc., es fundamental.

Hoy, básicamente, la sociedad es un campo de batalla por la conquista de la atención y en la búsqueda del consentimiento de las grandes más. Y en esa tarea llegar a las masas a través de los artefactos culturales es clave e imperioso e implica un trabajo permanente.

Para Antonio Gramsci, la lucha cultural consiste en una guerra de posiciones donde se va avanzando en el terreno de la sociedad civil, conquistando lugares, derrumbando sus fortificaciones, conquistando porciones de sentido, tomando ideológicamente a la sociedad

4 La superación del mundo actual y la lucha por un nuevo sentido

En la lucha por conquistar el sentido común se requiere partir de lo «que hay», criticarlo, elaborarlo y «superarlo» en una visión nueva de sociedad (o nueva concepción del mundo) que se debe difundir y consolidar por medio de la propaganda, la discusión, la seducción, la persuasión, el trabajo cultural, etc.

Como ha dicho Boaventura de Sousa Santos, «esa lucha tiene lugar en la educación formal y en la promoción de la educación popular, en los medios de comunicación, en el apoyo a los medios alternativos, en la investigación científica, en la transformación curricular de las universidades, en las redes sociales, en la actividad cultural, en las organizaciones y movimientos sociales, en la opinión pública y en la opinión publicada. A través de ella se construyen nuevos sentidos y criterios de evaluación de vida social y de la acción política».

Entonces, se trata de vencer, superar el sentido común hegemónico, dominante, elevarlo al concepto, esclarecerlo, y construir una nueva filosofía democrática que, con la mediación de los intelectuales, pretenda convertirse en un nuevo sentido común que, a la vez, se convierta en «norma de vida», que devenga acción práctica cotidiana.

5 Hegemonía

Por superar el sentido común hegemónico hay que dialogar con la cultura popular, extraer de ella sus puntos críticos, emancipadores, positivos, que contribuyan a la pelea por la conquista de la hegemonía. Pero debe tenerse en cuenta que destruir el sentido común de la clase dirigente, oligárquica, señorial, aristocrática, corrupta, etc., y cambiarlo por una concepción del mundo que defienda lo común (tierra, agua, aire, conocimiento, intereses colectivos) toma tiempo, y requiere trabajo con las «gentes sencillas».

Se trata de un humanismo plebeyo, como dice la filósofa Luciana Cadahia. Para lograrlo, es necesario el trabajo social, la militancia, la educación popular, el trabajo en cultura política, pues las ideas progresistas, novedosas, etc., no ganan la aprobación de la gente de un momento a otro.

Por superar el sentido común hegemónico hay que dialogar con la cultura popular, extraer de ella sus puntos críticos, emancipadores, positivos, que contribuyan a la pelea por la conquista de la hegemonía

6 Nuevos valores

Sustituir una vieja concepción del mundo, por ejemplo, la neoliberal, basada en el darwinismo social, el exitismo, el egoísmo, la competencia, la destrucción de la naturaleza, la mecanización de los procesos vitales en la sociedad del frenesí, etc., requiere deconstruirla y sustituirla por un nuevo sentido común, que, por ejemplo, esté afincado y constituido por otros valores y prácticas.

Se trata de una rebelión de los instintos vitales contra la tanatopolítica que devasta y arruina nuestro mundo. En esas luchas se puede recoger y aprender de la tradición, recoger los sedimentos revolucionarios y los restos de libertad y dignidad aún no realizados en la historia de las luchas emancipatorias, como pensaron algunos miembros de la Escuela de Frankfurt y en nuestro medio colombiano Orlando Fals Borda.

7 De la política a la sociedad civil

Lo anterior exige la política. El fin de esta es crear una nueva hegemonía, materializarla, mantenerla y reproducirla. Solo así se crea una nueva sociedad. La política es el arte de seducir y convencer para que los nuevos intereses de un grupo o partido se impongan en la mayoría de la sociedad y reciban el respaldo de la gente.

En eso consiste que una determinada idea, visión del mundo o programa político se torne hegemónico. La hegemonía es el paso de lo particular y de los intereses económico-corporativos a una universalidad que recoge esos intereses y los identifica con los de toda la sociedad, de tal manera que la mayoría los asuma como propios. Por eso, no hay hegemonía sin universalización de posturas emancipatorias.

Ahora, la contienda por el poder y por ganar la dirección de la sociedad se da no solo a nivel de la sociedad política (parlamentos, sistema electoral, poder ejecutivo), sino especial y principalmente en el campo de la sociedad civil, es decir, en las organizaciones políticas, sindicales, educativas, grupos ambientales, movimientos pro LGBTI, grupos religiosos, movimientos culturales e intelectuales, organizaciones u ONG en defensa de los derechos humanos. La sociedad civil es, entonces, el campo de batalla ideológica por la obtención del consentimiento y el consenso.

La hegemonía es el paso de lo particular y de los intereses económico-corporativos a una universalidad que recoge esos intereses y los identifica con los de toda la sociedad, de tal manera que la mayoría los asuma como propios

8 Los intelectuales

En la lucha antagónica por la hegemonía es fundamental el papel de los intelectuales, de los estratos más conscientes, en pleno contacto con la sociedad. Es así como se puede elaborar, en la retroalimentación con los sectores subalternos, una visión más coherente y sistemática de la realidad. Por eso, los intelectuales son fundamentales en la construcción de la ideología, entendida no como falsa conciencia, sino como un conjunto o sistema de ideas que encarnan una visión específica de sociedad.

Esas ideologías tienen poder de identificación y de movilización de afectos en pro de la construcción de una nueva concepción del mundo. Aquí, la ideología es el cemento o pegante que cohesiona a los grupos que representan las alternativas políticas. Sin ideología no hay, entonces, hegemonía.

Y esta hegemonía presupone la ideología, implica la creación de «un bloque social» no solo como sujeto político, sino como una unidad intelectual y moral donde teoría y práctica han convergido, donde se da esa unidad. Eso ocurre cuando la gente encarna una concepción del mundo, lo vive y lo materializa en sus prácticas cotidianas.

9 Conflicto y antagonismo

La construcción de hegemonías es una tarea permanente, pues esta nunca es absoluta, ni totalizante, de tal manera que no clausura lo social, ni totaliza la realidad; mucho menos elimina una de las características fundamentales de las sociedades actuales: el conflicto y el antagonismo. Aquí no hay paraísos, ni fin de la historia, solo un devenir conflictivo de lo social. El objetivo es construir un nuevo orden donde haya un nuevo bloque dirigente, producto de una voluntad colectiva nacional-popular que es, a la vez, una unidad intelectual y moral como nueva forma de vida.

La construcción de hegemonías es una tarea permanente, pues esta nunca es absoluta, ni totalizante, de tal manera que no clausura lo social, ni totaliza la realidad; mucho menos elimina una de las características fundamentales de las sociedades actuales: el conflicto y el antagonismo

10 Ideas útiles

El pensamiento de Gramsci no es un dogma, ni un catálogo de conceptos o recetas para el cambio social. No. Es una caja de herramientas útiles donde es lo real-concreto; su análisis, el que enriquece la teoría, y esta, a su vez, permite ampliar la comprensión de la realidad favoreciendo la praxis colectiva.

Importante es resaltar el gran papel que Gramsci le da a lo político sobre lo económico, su antideterminismo y antieconomicismo, su crítica de la toma del poder, la reciprocidad dialéctica entre estructura y superestructura, la relevancia de la cultura y el trabajo cultural, el papel dado a la lucha, el conflicto y el antagonismo social, la importancia de articular una visión de mundo con un nuevo lenguaje político que conquiste a las grandes mayorías para así construir otro mundo posible. Por estas razones Gramsci está de vuelta.

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18 respuestas

  1. Avatar de Pachón
    Pachón

    No sé cómo estará la cosa en el ámbito de la Filosofía pero en el de la Antropología actualmente existe una especie de consenso que parece dar la razón al bueno de Gramsci. No sabría decir si este ha sido un proceso de convergencia o ha sido uno genealógico, pero al menos en el campo de cómo entender la cultura y la acción humana se ve mucho de esta acción humana que comentas, al igual que del antideterminismo y el antieconomicismo, que abren nuevas perspectivas tanto en la creación de conocimiento como en la política. Es una pena que actualmente, al menos en España, el campo socialista parezca entender esta esfera de la vida desde una óptica estrechita que prácticamente se limita a que los nuestros, o los más parecidos, puedan copar momentáneamente los puestos de gestión. Diría que necesitan prestar más atención a Gramsci, pero está claro en como les gusta hablar que lo conocen! La cuestión es poner en marcha esos conocimientos de forma práctica.

    Siempre he creído que la Filosofía y otras disciplinas afines como la de la Antropología tienen un papel en la vida social y política que trasciende la mera producción académica a veces tan interna y endogámica. Y qué es importante no tener en cuenta porque no se trata de un objetivo o de una pretensión sino es que es un hecho: incluso aunque quisiésemos, el conocimiento «científico» desborda el ámbito especializado. Por lo tanto tenemos que enfrentarnos a qué hacer con su uso público, que es necesario e ineludible. Porque mientras muchos estamos aquí discutiendo como si solo nos moviésemos en círculos cerrados, otros tantos están aprovechando el conocimiento que se desborda para colar agendas y horizontes un tanto oscuros.

  2. Avatar de Silvio
    Silvio

    Excelente artículo. Muy claro. Deja con unas ganas imperiosas de salir a buscar libros de Gramsci y leerlos de un tirón. Y, después, de volver a leerlos con tranquilidad. Así, en dos tiempos.

  3. Avatar de Eulogio Chávez Melgar
    Eulogio Chávez Melgar

    Exelente comentario sobre Gramsci y la sugerencia de tan buenos artículos.

  4. Avatar de Jaime López Golpe
    Jaime López Golpe

    Yo me considero un gramsciano, en mi opinión fue el mejor teórico marxista jamás conocido, fue un dirigente avanzado a sus tiempos que preveía cuestiones que se están dando hoy y que tanto daño hacen a la izquierda y al movimiento obrero.
    Ante la deriva ideológica que tiene la izquierda en la actualidad es necesario volver a leerlo y los que se dicen de izquierda y no lo leyeron que lo haga. Porqué cuando algunas hablan del fin de las ideologías están afianzando la ideología de la derecha.
    Jaime López

  5. Avatar de El fuck reslista
    El fuck reslista

    Ya sé de qué va. Si la economía del mundo resl, lo de producir y consumir, no nos acompaña en nuestros idearios, peor para la realidad. A vivir como en Cuba, amigos.

  6. Avatar de Prof gerardo marquez
    Prof gerardo marquez

    Gramsci no fue un filosofo de gavetero sellado, fue mas alla, transcendio a lo mas trascendente, se internalizo a la critica necesaria, se inmortalizo en el pensamiento que a todo momento consultan para lo mas ùtil para la vida de hoy a la viva practica.

  7. Avatar de Eugenio Pablo
    Eugenio Pablo

    Muy interesante articulo

  8. Avatar de Jorge
    Jorge

    Excelente comentario de filosofía

  9. Avatar de Isabel
    Isabel

    Excelente retomar a Gramsci para entender la tragedia argentina de hoy , coincidiendo en que hoy las derechas se han apropiado de Gramsci y la noción de batalla cultural. La tragedia es que las izquierdas o progresismos abandonaron la formación política de las nuevas generaciones.

  10. Avatar de Jose Luis Corti
    Jose Luis Corti

    EXCELENTE ESPACIO CULTURAL.

  11. Avatar de Fabio sanabria
    Fabio sanabria

    Excelente Artículo. Gran Alime to para el desarrollo de muchos proyectos de investigacion

  12. Avatar de Mario
    Mario

    Excelente!!!👌 Gracias por compartir!

  13. Avatar de David Varela Guzmán
    David Varela Guzmán

    El pueblo salva al pueblo en todo el mundo.

  14. Avatar de Burgos Francisco
    Burgos Francisco

    Gramsci logra el binomio que pocos pensadores consiguen: el esplendor de una brillante concepción política para construir una nueva hegemonía, y la capacidad de ejecución dialéctica para exponerla de manera llana para ser entendida como concepto, y ser implementada a través de una conciencia colectiva que mejore al conjunto de la sociedad. No lo conocía.

  15. Avatar de Miguel
    Miguel

    «El viejo mundo muere, el nuevo tarda en nacer. En ése claro oscuro surgen los mountros»
    Vox (España), Libertarios argentinos, Bolsonaro y el Trumpismo; signos de éstos tiempos penumbrosos y mezquinos

  16. Avatar de Rosario Hernández
    Rosario Hernández

    Cómo y con que herramientas intelectuales, prácticas sociales, enfrentar al neoliberalismo, si los medios de divulgación, se encuentran en manos de la oligarquía?
    Aquí no se plantea

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